Sara me vio tan desesperado por agua que saco de su bolso una botella de agua y me hizo señas para que me le acercara. Yo lo hice sin dudarlo y di lenguetazos a la botella mientras ella la empinaba para que saliera de poco a poco el agua.
-Oye Sara...
-Aja ¿Qué pasa Max?
-¿Qué te parece si nos lo llevamos a casa? - dijo a la vez que comenzaba a acariciarme la cabeza.
-Mmm... no lo se... - Contesto Sara y me observo unos segundos - no se que diga mamá de esto.
-Bueno... yo podría convencerla
-Aja - replico ella - ¿Y como piensas hacerlo?
-Bueno... recuerda que al parecer alguien a querido entrar a la casa los últimos días - sonrió - no estaría de más un guardián y buen amigo.
-Eso sí, pero le diremos a mamá que es técnicamente mio - dijo Sara a la vez que se aseguraba de que ya no tuviera picor en mi lengua - de lo contrario mamá te va a decir un cuento enorme sobre que tu no puedes cuidarlo.
-Supongo que tienes razón - respondió Max - Sip. Acepto.
Bien, vamos - dijeron y Sara me tomo en sus brazos. Me puse muy contento, instintivamente moví mi cola de lado a lado y le lamí la mejilla. Era lo mejor que me había pasado desde que todo empezó. Sin embargo... aun seguía siendo un perro.
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Su mejor amigo
FantasyTorpe deseo y catastrófico resultado. Una divertida perspectiva a cuatro patas que te va a encantar.