Los Misteriosos Sentimientos del Corazon de Maria Jose de Canterberry

Capítulo 3 La Fiesta

Majo al terminar de leer la carta de Mauro fue consumida en un gran suspiro.

-ah que dulce sentimiento, saber que siente lo mismo que yo, me hace rebosar de alegría-Exclamó.

Horas mas tarde, Danny, el mayor de los hermanos Canterberry, rondaba el patio de la casa esperando el momento para por fin declarar el amor que sentía por doña Seidy de Aragon, en cuanto se quedó sola en la pileta, Danny la tomó por sorpresa y con palabras muy refinadas.

- No tema mi hermosa doña Seidy , solo quiero confesarle que desde que llegó a esta casa, mi corazon arde de amor por usted, sé que la sociedad y mis padres no verían con buenos ojos nuestro amor, por ser de distintas edades pero estoy enamorado de usted, estoy dispuesto a enfrentarme a mi padre por ello.

-Danny me halagas-respondió la bella mujer-eres todo un caballero , y confieso que tambien estoy enamorada de ti ese hermoso coqueteo me fue enamorando cada vez más, aún sabiendo que lo nuestro no era posible.

Ambos se funden en un abrazo y por primera vez, se besan, uno que contiene tantas emociones reprimidas por semanas, semanas donde aquella atracción crecía más y más día con día, era tanta aquella necesidad de ambos que aquel beso que empezó tímido por parte del castaño se convirtió en uno con fuerza, desespero y pasión contenida, doña Seidy reacciona y se separa.
-Danny debemos ir a prepararnos para la cena del señor alcalde recuerda que los Canterberry son invitados de honor-Dijo la mujer casi sin aliento, aquel beso había sido un arrebato de ambos pero no por eso era menos correspondido.

- Tienes razón-dijo el joven aún agitado por el beso apasionado y olvidándose del tono formal con el que se trataban, puesto que ya no era necesario-vamos, no podemos llegar tarde sería deshonroso para la familia.

Esa misma noche en casa del señor alcalde Don Diego Montenegro, la música sonaba, la servidumbre abastecía de vino y aperitivos a los invitados presentes, a la llegada de los Canterberry, Don Diego les dio una calida bienvenida en las puertas de su mansión.

-¡Oh! Mis queridos Canterberry, pasen,adelante, a esta su humilde morada, coman, beban, bailen, adelante, pasen, pasen.