CARTA XVII:

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Querida Scarlet: hoy me has hablado en el almuerzo... se sintió muy bien que por lo menos me tomaras en cuenta una vez, te lo agradezco.
Me invitaste a comer contigo, pero no en la cafetería, sino, en una de las mesas de afuera, a decir verdad, una de las más apartadas. No entendía, pero me despedí de mis amigos y te seguí sin pensarlo dos veces. Ojalá y no lo hubiera hecho, Scarlet.
Al llegar, nos sentamos, una al frente de la otra. Tú abriste tu mochila intentando disimular y has sacado un cigarrillo, Scarlet. Lo prendiste y te lo has metido en tu boca.
No podía creerlo, mis ojos se llenaron de lágrimas y quise correr para el lado contrario, pero lamentablemente, no quería dejarte sola.
¿Por qué lo has hecho? ¿Te han afectado tanto sus críticas, para que siquiera consideres hacer esto?

Querida Scarlet.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora