Muchos siglos antes de la llegada de la llegada de Colón América o del gran imperio romano y griego, hasta mucho antes de la llegada del hombre a la Tierra, unas criaturas empezaron a surgir en las hondonadas de este planeta.
Estas criaturas eran seres completamente diferentes a todos los que las rodeaban. Todas eran una en un principio.
Pero con el tiempo, cada una empezó a cambiar. Notaron que eran diferentes, no de una manera fisonómica, sino de una manera interna. Sus dádivas del cielo, como ellos las llamaban, empezaron a cambiar. Algunos las seguían teniendo y otros perdían algunas.
Decidieron que vivirían tranquilamente y en paz. No hubo ningún problema cuando hicieron el acuerdo, al fin y al cabo, ellos algunos vez habían sido una misma raza.
Pero con el pasar del tiempo, las diferencias empezaron a aparecer. Empezaron a haber grescas y luego, poco a poco, todo se convirtió en un holocausto.
Tuvieron que pasar miles de años para que pararan. Un tratado que los pueblos pidieron tuvo que ponerle fin. La primera parte de este tratado consistía en que, estando en las hondonadas, nadie de razas diferentes podría tener algún contacto. La segunda permitía el encuentro entre los adalides de los pueblos o razas que fueran miembros del consejo que se encargaba de gobernar a todas las razas. La tercera decía que solo al salir de las hondonadas, podrían encontrarse criaturas de razas distintas. Y en la cuarta se prohibía cualquier relación con los seres humanos que no sea de manera educacional o de negocios. Aquel que incumpliera cualquiera de estos acuerdos, sería castigado con la pena de muerte.
Todos los habitantes estuvieron de acuerdo con cada uno de los puntos de este tratado. No hubo ningún problema hasta que empezó a llegar aquel sentimiento que podría arrasar con todo.
Los jóvenes empezaron a tener sentimientos entre ellos, no había nada malo en eso excepto de que no fuera de tu misma raza. Las condenas de matanza empezaron a aparecer y crecieron conforme pasaba el tiempo.
Un día los pueblos protestaron por esto. Sus hijos morían simplemente por aquel sentimiento. Lo único que pidieron los pueblos es que la pena de muerte desapareciera.
Pero el gobierno no quiso quitar la pena de muerte de uno de los castigos por incumplir el tratado. Así que impusieron la pena de destierro. Si ocurría algo demasiado grave, se usaría la pena muerte, si no, sería la de destierro.
No hubo ni una trifulca más después de último acuerdo. Todo estuvo completamente tranquilo. Las razas vivían en perfecta armonía sin ningún problema.
Hasta ahora...
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Las cuatro etnias
FantasyDurante muchos siglos los vampiros, los hombres lobos, las hadas y las sirenas y los tritones estuvieron viviendo en paz hasta una noche donde un misterio y el deseo de venganza aparecen y la sed de sangre de todas las razas se vuelve a encender.