- Hoy fue un gran día, si es que se le puede decir así - exclamo con orgullo Simón, preparándose para irse a la cama. Mirando al espejo de su baño, con un cepillo de dientes rosa en su mano derecha, y pasta dental casi vacía en la otra, se esforzaba en exprimir lo mas posible el tubo de pasta. Con la poca cantidad que logro sacar, cepilló sus dientes de manera uniforme, casi perfecta, sin dejar un solo lugar sin cepillar.
Simón era una persona aburrida, sin ambiciones en la vida. Una carrera universitaria respaldaba sus sueños, pero ¿de que le servía?, era un pobre diablo que vivía solo en su departamento del piso 68 del edificio Holly Way Inn en Monterrey, y no por decisión propia, pues era ilegal que una persona adulta viviera con otra si no estaban casadas, cosa que incluía a los padres de la misma.
El tipo era un estúpido. Todo su día estaba cronometrado. Todo a la misma y exacta hora. Desde la hora en que se levantába de la cama, hasta la hora en que se masturbaba en la ducha. Nada en su vida tenia emoción. Todo era monótono, gris; una sola nota de do menor en un piano. Quiero decir, ¿como puedo yo, como narrador, contar la vida de este pendejo y lograr soltar un chiste estúpido? Soy un novato, después de todo.
Un vaso de leche tibia esperaba en su cuarto para ser bebido, pues a pesar de lo temprano que era, Simón ya estaba listo para descansar.
El se acurrucó tranquilamente en la cama y se dispuso a dormir, no sin antes beber la leche.
Mientras el sitio se sumía en el silencio, el se hablaba para si:
- Otro día más como yo, otro día mas como yo... - La recamara se volvió silenciosa.
Entonces un pared estalló.
Un hombre con un sombrero ranchero, que se usan en el norte, un visor extraño al estilo de "Cíclope" y una mascara de gas se encontraba azotado en la pared, pero no parecía dolido ni exhausto, sino todo lo contrario. Volteó lentamente hacia Simón, que en ese momento estaba asustado, cubriéndose con las sabanas y con la respiración agitada, y exclamo en tono burlón:
- ¡Cariño! ¡ya estoy en casa!, ¿Esta lista la cena? -
- Amenaza detectada. Criminal de alto peligro ha sido identificado - Exclamaba una voz biónica y grave en la habitación, mientras que un gran tentáculo robotico arremetía por todo el cuarto.
- ¿¡Pero que esta pasando!? ¡dejenme en paz! ¿¡quienes son ustedes!? ¡llamare a la policía! - Gritaba Simón en la habitación
Apurándose a recoger el teléfono, pero su miedo impedía teclear el numero correcto. De pronto, un tipo de bala luminosa perforo el teléfono y se lo arrebato de las manos. El humo saliente del Revólver modificado del extraño lo delataron.- Puta madre, suelta esa chingadera de una vez y disfruta del show, ¿estoy a punto de tener el culo roto y tu decides hablar a la policía? Yare yare, el narrador tenía razón. Eres un pendejo - Exclamo el personaje totalmente original, que después de decir esas palabras, se levanto del suelo recargo el revolver y lo apuntó afuera del gran agujero del edificio, empezó a correr y brinco por el.
- Amenaza detectada. Procesó 231. Eliminar - Mencionó el gigantesco robot, que finalmente era completamente visible por el vaquero mientras caía. Su tamaño era muy grande, de aproximadamente 8 metros de altura, y tenia la forma de una gran mano, con dedos bastante elásticos, que utilizaba como tentáculos.
La máquina se soltó del edificio y se dejo caer al vacío para atrapar al vaquero, quien se sentía relajado y aun apuntaba a la maquina.
- 37, 36, 35... - contaba el osado anti héroe, mientras lentamente bajaba su mano hacia la hebilla del cinturón, de una manera estúpidamente erótica. La gran mano robótica alcanzó al bocón y sus uñas se estiraron y tomaron un color verde neón, que contrastaban con el oscuro ambiente que había en el lugar. Estuvieron 30 segundos en el aire, y solo quedaban 7 segundos para chocar contra el.
- 6, 5, 4... - La mano estaba envuelta alrededor del vaquero, y cada vez se cerraba mas y mas, a la vez que se acercaban al suelo.
- 3, 2, 1... ¡0! ¡Feliz Cumpleaños! - Las uñas perforaron el pecho y estómago de el anti héroe, empalándolo y dejándolo al borde de la muerte, mientras que sangre, entrañas, tuercas y tornillos salían de sus heridas. A su vez, la fuerza de gravedad hizo que ambos contrincantes fueran azotados contra el suelo, destrozando los mecanismos de la maquina y la columna y costillas del vaquero, y a pesar de esto, el vaquero soltó una ultima sorpresa.
Toco un botón en su hebilla que activo una auto destrucción, borrando toda evidencia de ambos rivales, y convirtiéndolos en polvo en el viento, no sin antes crear una explosión exagerada, que lanzo un fuego artificial al cielo, y que al estallar, se podía leer en el: "verga".
La pelea había llegado a su fin, pero no los estragos que habían causado en el edificio y en especial, en el departamento de Simón, quien vio toda esta secuencia desde la altura de su hogar, y que además, no podía creer que su héroe estaba muerto.
Simón se sentó un rato a la orilla del agujero creado por la batalla, se abrazo y empezó a llorar. Después se levantó y se dirigió de nuevo a su cama. Se acostó, se acurrucó en ella, y antes de volver a dormir, se volvió a repetir a si mismo:
- Otro día mas como yo... -
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Neo León: El Extraño Futuro Del Norte
FantascienzaUna historia no tan corta de un vaquero futurístico tratando de derrotar a un gobierno corrupto y salvar a su hogar en el 2190. ¿En serio quieres leer esto?