En esta historia podrás saber realmente si las promesas se cumplen, cuanto puede durar un Siempre Juntos o que a pesar de todo lo que ocurra, siempre habrá un motivo para terminar una relación, el cual siempre llamaras mi primer amor...
Era mi primer día de clases en la secundaria, como todos, estaba nervioso porque no sabía en cual salón había tocado. Caminé por los pasillos en busca de la lista de los grupos, presionado y desconcentrado tropecé con una hermosa chica de ojos color café, que por cierto eran tan lindos, sólo me quede observándola y en tan pocos minutos sonreímos los dos.
Me levanté del suelo y apenado le dije.
-Lo siento, ando un poco distraído y preocupado porque no sé en cual grupo toqué-dije de inmediato.
-No te preocupes yo estoy algo pérdida, pero sí sé el salón en el cual estoy. Si quieres puedo ayudarte a buscar el tuyo.
Sólo sonreí y contesté.
-Está bien, vamos acompáñame a encontrar mi grupo.
Y así me di cuenta que estaba de suerte, te preguntaras porque, esa chica hermosa, de ojos café, de estatura promedio y delgada estaba justo a un lado mío...bueno, su salón de clases.
Se llegó la hora del recreo, y lo primero que hice fue buscarla como loco, pero lamentablemente no la encontré. En la salida me pareció verla, pero pensé que estaba alucinando y me retire de la secundaria.
Llegando a casa me puse hacer tarea. Pero, por extraño que parezca, no dejaba de pensar en ella, jugando fútbol con mis amigos aún seguía en mi mente, no podía sacarla de ella.
Al día siguiente me decidí a buscarla a primera hora en su salón, fui y en pocos minutos salió ella con esa sonrisa la cual me mostro cuando caímos al suelo el primer día de clases, me puse nervioso y al verla sentí algo extraño en mí, algo que no había sentido nunca, sonriendo le dije que me esperara en su salón y que no se fuera.
Tocó el timbre del recreo y salí corriendo en busca de ella, fui a su salón y la vi, sonreí y la saque de ahí agarrándola de la mano...ella solo sonreía y yo...yo no me cansaba de verla.
Pasaron días, meses hasta llegar al punto de conocernos ya mejor, la mayor parte del tiempo estábamos juntos, ya que coincidíamos en las mismas amistades, ya nos teníamos demasiada confianza que solíamos salir juntos.
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