Gringotts, el lugar con mayor seguridad en todo el mundo mágico, el mejor sitio para pasar mi vida por una maldición. Las cortesías de la maldición se las lleva Salazar Slytherin, en un momento de venganza por no casarme con él, me maldijo en este lugar.
Hace unos años alguien se enteró de mi existencia. Albus, mi reciente amigo al cual le comenté acerca de mis hazañas y la mayoría de cosas que enfrenté en mi vida.
Debo admitir que me sorprendió que me reconociese. Yo era una leyenda, una olvidada, solo recordada por libros antiguos resguardados por el ministerio mágico. Me tienen miedo, no me molesta en absoluto, solo hacen que mi ego aumente.
Dumbledore me trae siempre dulces, es un soborno para que le comente sobre mi vida.
- ¿Qué te trae por aquí? Hoy es Lunes deberías estar en Hogwarts, mi querido amigo Albus.- Le hablé cuando abrió la puerta.
-No es curioso, la precepción del tiempo que tienes es asombrosa, Pyxis.- Respondió mirándome a los ojos con una pequeña sonrisa.
-¿Cómo es el dicho muggle? "La curiosidad mato al gato", ¿no es así?- Le respondí perspicazmente.- Algún día te lo diré, Albus. Entonces, para qué vienes querido amigo.- Dije mirando la réplica del cielo que hice en honor a Hogwarts.
-Me temo querida Pyxis, que este creo que será la última vez que nos veamos.- Dijo mirándome con pesar.
-Lo sé, pensé que no vendrías, Harry ocupa todo tu tiempo. A todos nos llega la hora, menos a mí pero de eso ya estas enterado. Te diré lo que te causa curiosidad en como lo sé todo.- Lo miré seria.- El pensadero fue mi recurso inicial, miraba cada uno de mis recuerdos, una y otra vez. Luego la magia sucedió.
-Tanto tiempo en soledad hizo que creara maneras de ver más allá. Albus, aprender a usar magia sin varita es difícil y muy doloroso al principio.- Él me miró desconcertado, sumamente sorprendido, levanté la mano e hice que aparecieran las especies de pantallas con vista en todo el mundo.- Funciona como el espejo de Oesed, mi mayor deseo era ver el mundo exterior. Todavía no comprendo como logré que esas pantallas de cristal aparecieran. Morirás sabiendo mi secreto, cuando muera Voldemort seré libre, Albus.
Dumbledore dejó tres bolsas en la pequeña mesa que poseía. Sacó de una de ellas dos ranas de chocolate, me tendió una y con gusto la agarré.
-Falta poco Pyxis, muy pronto volverás a sentir el aire fresco en tu cara. Te pido una sola cosa.- Me miró esperando la confirmación de mi promesa aun no dicha por él.
-Has sido el único amigo que he tenido por años, lo que pidas lo haré sin dudarlo.- Sonreí abiertamente para él.
-Sé feliz.- Su promesa me descolocó, no sabía que se trataba de eso. Nunca había sido feliz y él lo sabía.
Con un nudo en la garganta lo miré y respondí.- Lo seré, Albus. Te lo prometo.- Lo miré a los ojos mientras lo decía.
-Bien, ya aquí mi tarea terminó, debo volver, le hablaré a Mcgonagall sobré ti, espero que hagas un buen espectáculo en tu regreso.- Lancé una carcajada en respuesta.
-Otra cosa, salúdame a los Weasley.- me miró por última vez saliendo de la puerta.
Me quedé muda. ¿Cómo lo supo?
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No sé cuánto tiempo había pasado desde aquella visita. No quería observar el exterior ni mucho menos la guerra.
Tanto tiempo aquí viendo las guerras del mundo mágico, no me gustaba, demasiadas muertes. Eso no era lo mío.
Harry tiene que ganar, no pienso seguir mi eternidad encerrada por un capricho de un idiota. El pobre no creo que sepa que es un Horrocrux, la inmortalidad deja secuelas, horrorosas secuelas. Por eso Voldemort tendrá un final, un final que me dará la libertad.
Yo, en cambio soy un defecto, alguien que no debió hacerse amiga de la muerte. Cuando era pequeña me prometió nunca buscarme. Estábamos sentados en un lago. Sacó un frasco y me ofreció de beber. Mi primer grande error sucedió.
Me otorgó un regalo que muchos magos desean, la vida eterna. Nunca comprendí por qué solo yo podía entenderlo, por qué entre tantos magos me escogió a mí. Luego me enteré de las Reliquias de la Muerte. Ese día, ese día fui feliz. No era la única.
Cuando intente contactarme con ellos, me sorprendí al saber que dos de ellos habían perdido la razón. Al tercer hermano nunca lo encontré.
Entonces, la leyenda de los tres hermanos Peverell se convirtió en un cuento para niños. Ignotus Peverell, el más inteligente, otro amigo de la muerte, pero este se encuentra en paz. Desearía ser él.
Antes, cuando no comprendía lo que era capaz de dominar pensaba que la muerte me quería hacer sufrir por el resto de mi vida. Ahora, solo pienso que algún día la volveré a ver, ese día tomaremos el té esperando mi último aliento de vida.
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La Amiga de la Muerte ~[Charlie Weasley]
FanfictionGringotts, el lugar con mayor seguridad en todo el mundo mágico, el mejor sitio para pasar mi vida por una maldición.