Osomatsu había perdido la cuenta, no sabía cuántas veces había pasado por las puertas del hospital con esa misma sonrisa, no sabía cuántas veces había saludado al guardia de la puerta y por supuesto que no recordaba desde hace cuánto mantenía las esperanzas, aunque todos le dijeran que se preparara para lo peor, quizá se debía a que era un tonto y desgraciadamente uno muy terco.Cruzo por la sala de espera sin molestarse en mirar a las personas sentadas en las monótonas sillas negras, el ramo de flores en su mano lo avergonzaba pero sabía que él se alegraría al verlo; siempre se veía tan emocionado cuando iba a visitarlo que le partía el corazon cuando debía despedirse para volver a casa solo.
―Buen día Yui estas tan linda como siempre― la enfermera de no más de 30 años sonrió al reconocer la voz-No diga esas cosas señor Matsuno o él podría enojarse.
―Es un riesgo que estoy dispuesto a correr, aún más si en un rato nos traes unos postres de la cafetería―con el dedo índice de la mano que mantenía libre rasco su nariz mientras le sonreía a la enfermera, la mujer se limitó a sonreír mientras negaba con la cabeza, le agradaba ese chico.
―En verdad no tienes remedio, anda ve a verlo, ya sabes cuál es la habitación... es posible que el doctor ya haya salido-el rostro de la enfermera se ensombreció-No tuvo una buena noche.
―Iré a verlo gracias Yui.
Osomatsu se alejó por los pasillos consiente de que ella le clavaba la mirada, una mirada triste, de esas que solo dicen "Pobre chico" pero no le importo, después de tantos meses uno se acostumbra a esas cosas; ya no le molestaba como ante, como al comienzo, cuando todo esto solo parecía un mal sueño.
Se detuvo frente a la puerta con el número 322, mientras dudaba entre tocar o simplemente entrar alguien más abrió la puerta haciendo que diera un brinco por la sorpresa. Un doctor de bata blanca y lentes sonrió al reconocerlo.
―Osomatsu que bueno es verte por aquí.
―No hace falta que lo diga sé que me extrañan cuando no estoy―El doctor rio y palmeo amistosamente la espalda de osomatsu.
―Eres todo un caso― el doctor rio un poco más hasta que pareció recordar algo y entonces su expresión se volvió seria, ah, estaba cansado de esas expresiones a eso sí que no se había logrado acostumbrar―Karamatsu no tuvo muy buena noche tuvo un ataque de ansiedad por su condición, le está resultando un poco difícil ya sabes... Es mejor que lo trates con delicadeza y nada de noticias impactantes, lo que menos queremos en este momento es otro ataque.
―Como ordene doctor―metió las manos en los bolsillos de su buzo rojo y entro a la habitación con una sonrisa, el doctor cerró la puerta detrás de él y Osomatsu agradeció el gesto. Quería privacidad en ese momento.
Karamatsu estaba sentado en la cama de hospital con una bata verde y una simple sábana blanca. Osomatsu se preguntó qué diablos era la cosa que tenía conectada a su brazo derecho, al parecer la aguja sujeta al tubo de plástico permitía que el líquido que caída del gotero entrara directamente a sus venas, solo esperaba que no fuera morfina o algo parecido, había leído sobre las complicaciones y la adición que traía esta medicina.
―Ey― Osomatsu se acercó a la cama donde estaba su hermano, sin poderlo evitar vio la tablilla con papeles que colgaba a un lado, esclerosis lateral amiotrófica (ELA), fueron las únicas palabras de las que conocía el significado, la terrible enfermedad.
El chico de los ojos azules estaba tan concentrado en sus pensamientos que no oyó cuando su único hermano mayor entro a la habitación, al oír su voz solo pudo sonreírle, le hacía tan feliz verlo allí que casi podía olvidarse de todo lo demás.
YOU ARE READING
Un millón de estrellas/Yaoi
Fanfiction"No me dejes" Los tres hermanos mayores se repetían siempre la misma frase. Karamatsu sufre una enfermedad genética y degenerativa que atenta contra su vida pero Osomatsu no esta dispuesto a apartarse de su lado por el amor que hay entre los dos...