La enfermedad

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Mi monstruo empezó rápidamente a envejecer o a enfermar, es como un abuelito, se le olvidan las cosas, se distrae, se pierde. Ya no sonríe , llora muy a menudo, sabe que algo esta mal pero su mente no logra encajar los pedazos, es como si se hubiese roto en diminutos fragmentos imposibles de reconstruir de nuevo.

Hace poco empezó a aparecerse en mi cuarto, no sabe porque esta allí y se queda mirándome, tratando de reconocerme, inmóvil, durante horas hasta que llega el amanecer, entonces da un brinco desapareciendo por la ventana, se va tarareando desentonadas melodías y arrastrando los pies. Vaga solitario por los bosques, dejando escuchar sus lamentos que llegan a oírse desde lejos. Por las noches cuando intenta dormir lo atrapan las pesadillas y en un momento de lucidez corre gritando hacia el cuarto, abrazándose a mis pies, intento calmarlo, pero al minuto siguiente me da un empujón y huye sin reconocerme.

¡Ay, mi pobre monstruo! que lejanos se ven aquellos años donde tanto nos divertimos, quisiera saber cual es su tormento y deshacerme de la locura que le ha vuelto agresivo y rencoroso, ahora tiene una expresión distinta en la mirada, dejándome ver de manera rabiosa sus dientes, lanza manotazos para desaparecer entre los árboles, convirtiéndose en una sombra negra, menuda y maliciosa que rompe ventanas y mata a las abejas, ya no adorna la entrada de su madriguera con flores, trae cuerpos putrefactos de animales muertos. La locura lo está consumiendo, entre risas macabras murmura palabras extrañas que parecen maleficios y eleva conjuros con sus manos encorvadas y las uñas sucias de tierra. Ahora le temo, pero no puedo olvidar el monstruo que fue, el monstruo cariñoso, de ojos tristes, nunca malvados, amigo de juegos y sueños que terminaban empapados en las aguas del riachuelo.

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⏰ Última actualización: Aug 31, 2016 ⏰

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Mi monstruo y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora