Abrí los ojos y sólo vi una luz blanca muy fuerte que me cegó, así que cerré los ojos instantáneamente. Tras un rato con los ojos cerrados, los abrí de nuevo y, esta vez, vi con más claridad. Estaba en una especie de cabina blanca. Me esforcé por ver mejor y me di cuenta de que estaba tumbada en una camilla dentro de un quirófano. Me asusté y me puse nerviosa. No sabía qué había pasado para que estuviera en el hospital. Mi último recuerdo era estar con mis amigas y con mi madre cantando en el coche y después ya estaba en el quirófano.
Me intenté incorporar, pero, no pude, porque, rápidamente, me dio un fuerte dolor que me recorrió todo el cuerpo, desde la cabeza hasta los pies. Vi que no estaba respirando, una máquina lo hacía por mí. En cierto modo sí respiraba, pero, me costaba. Me intenté relajar, pero no lo conseguía, algo me daba mala espina. Seguí intentando relajarme, si no lo hacía no podría concentrarme en recordar qué había pasado aquella noche. Sólo se me fueron los nervios, el miedo seguía ahí, pero era normal, si estaba en un quirófano, era que había pasado algo malo.
Y si no me podía mover debía ser porque era algo muy malo.
Sólo pensar eso, me hizo volver a estar nerviosa y empezó a sonar un pitido muy acelerado. Miré al sitio del que provenía el sonido y me di cuenta de que era el monitor en el que los médicos ven el pulso del corazón y el corazón que se medía ¡era el mío! Me puse mucho más tensa de lo que ya estaba y el pitido se aceleró aún más y eso no es que me ayudara mucho en absoluto.
Al momento llegó un médico. Se puso a decirme algo, pero yo estaba tan estresada y nerviosa, que no le oía nada. El médico, consiguió persuadirme y lo primero que le hoy decir fue:
- ¡Tranquila, tranquila, por favor relájate!
- ¡¿Qué... qué pasa?! - dije.
- ¡Tranquila, no pasa nada! - me dijo él en tono dulce, pero alto para que le pudiera escuchar entre todos mis jadeos.
- Vale... vale... - empecé a decir más relajada.
- Tranquila, por favor, relájate, porque si no te puede dar un ataque de ansiedad.
- Vale... ya está... yo... so... sólo... quiero... sa... sa... saber... que... que me ha pasado... y por qué... estoy aquí...- logré decir entre jadeos.
- Estás bien, no te preocupes - me dijo con una sonrisa.
- Vale... pero ¿qué ha pasado...? Y ¿por qué estoy aquí? - dije relajada y me fijé en que el pitido se había ralentizado y eso me calmó más.
- Muy bien, te lo contaré, pero antes debes calmarte del todo para que tu pulso se vuelva normal, ¿de acuerdo?
- Vale, ya estoy calmada... ¿lo ve? - ni yo me lo creí, pero, necesitaba saber lo que había pasado.
- No. No te diré nada. Tienes que dejar de jadear. Es por tu propio bien - acabó la frase, y volvió a sonreír.
Cerré los ojos y respiré profundamente. Me quedé un rato así, hasta que estuve segura de que ya estaba calmada. Volví a abrir los ojos, y vi su cara con esa sonrisa:
- Ya está, por favor, ¿me puede decir que ha pasado para que esté en esta sala?
- Sí. No te alarmes - y tras ese comentario se puso muy serio.
- Vale - respondí intrigada, llena de curiosidad y con mucho, mucho miedo.
- Eso no me vale, tienes que prometérmelo, porque si te vuelves a poner tan nerviosa como antes o más... yo no me hago cargo de lo que te pueda pasar, aunque claro, no quiero que te pase nada, si no, no te haría prometérmelo.
- Lo... prometo... - no lo dije con mucha seguridad, dado que lo que me acababa de decir me lo había dicho muy serio y si era tan malo como para hacérmelo prometer tan serio, no sabía si sería capaz de contenerme.
- Vale... tuviste... un... un... ¿de verdad que lo quieres saber? La verdad a veces duele más que no saber nada, o incluso, que la mentira - ya no estaba serio, sino con un poco de pánico y a la vez como si tuviera tristeza por lo que me pudiera pasar.
- Sí, por favor, seré capaz de superarlo - dije encabezonada en saberlo y, esta vez, la que se puso seria fui yo.
- Vale, pues allá va. Jessica, tuviste un accidente hace dos días - y apartó su mirada de la mía.
Casi me pongo a llorar, pero sólo se me resbalaron unas pocas lágrimas por las mejillas. Me contuve, respiré hondo y dije:
- ¿He estado en coma todo este tiempo?
- Sí - y volvió a mirarme.
- ¿Y mi madre y mis amigas? ¿Están bien?
- Sí. Tus amigas se despertaron la mañana en la que tuvisteis el accidente. Sólo se hicieron unas pequeñas fracturas en los huesos de las manos y de las piernas.
- ¡Aaala! ...¡Perdón! Ya estoy. No volveré a chillar.
- No te preocupes, están bien, no es nada grave - y le volvió la sonrisa a la cara.
- Vale, mis amigas están bien, pero, ¿y mi madre? No me has dicho nada sobre ella. ¿Está bien?
- Ella era la que peor estaba - y se le esfumó de nuevo la sonrisa de la cara.
- ¿Está mal?
- No, se despertó unos minutos antes que tú.
- ¡Gracias a dios! - y di un suspiro.
- Ella era la que peor estaba, pero, de momento, está bien, su pulso es normal y todo va bien - y me hizo una media sonrisa.
Esa media sonrisa me puso un poco nerviosa, es decir, si estuviera mi madre bien, el médico me habría sonreído normal y me habría dicho que estuviera tranquila, ya que no había peligro, así que me inquieté un poco.
- Pasa algo, ¿verdad? - dije muy tranquila, pero seria.
- No, claro que no. Todo va bien. Yo no te mentiría.
- Siento ser pesada, pero mi intuición me dice... me dice, que pasa algo... algo que va mal - me puse un pelín nerviosa y se me entrecortó la voz, pero seguía firme y le miré fijamente a los ojos muy seria.
Él me miró y tras un silencio corto, que me pareció eterno, al fin me dijo:
- De verdad que todo va bien. De hecho, cuando recuperes del todo las fuerzas, podrás ir tú misma a ver a tu madre. Hasta el momento, tendréis, tanto tu madre como tú, que estar en reposo.
- ¿Y cuándo podrá ser eso? - solté con toda la felicidad de mi cuerpo, acompañado de una sonrisa radiante. Aquel gesto le cambió la cara y le debió poner feliz.
- Pronto, pequeña, pronto. No te preocupes y no te alteres, que estás todavía muy frágil - me comentó sonriente. Yo no salía de mi felicidad, y fue tal, que le di un fuerte abrazo y le susurré: "¡gracias, gracias por todo, de veras!".
Nota Autora:
Hola, hoy voy a intentar actualizar hasta donde me quedé en la otra cuenta, pero no sé si me dará tiempo así que, bueno, aguantad un poco y no me mateis.
Si os va gustando votad y comentad que me gusta ver como participais y os interesais por mi novela.
Esta va ha ser una nota corta porque no tengo mucho que decir.
Jajaja
Besillos a todos:
-Dreamyourdreams-
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No temas, yo te sujeto
RomanceSoy Jessica Parker. Adolescente de 16 años normal, con grandes y una vida nada fuera nde lo común. Por causas der la vida, me tuve que mudar y comenzar una nueva vida donde tuve que aprender a afrontar mis problemas con gente nueva que me ayudó. No...