22- Salvavidas

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Dudé al introducirme en el habitáculo de tu corazón,

te encontré alternando tus piezas,

cambiando de fases cual Luna,

consiguiendo que perdiese la cabeza.


El terciopelo que encontré en tu lado izquierdo del pecho,

no era para cuerdos,

pero era un paraíso aislado de un lugar en el que alrededor 

sólo había llamas,

todo ardía

y se destruía.


Las olas habían sido mi acompañante en la aventura que denominan vida,

tragué mucha arena cada vez que subía la marea,

todo era un remolino,

inestabilidad,

hasta que una ola me arrastró hacia la orilla

y allí te encontré a ti,

querida salvavidas.

De ti, de míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora