Marca III

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|Ya estoy de regreso, aunque el capitulo es mas corto.|

|Narrador Omnipresente|

A la mañana siguiente ambos despertaron envueltos en los brazos del otro, la calidez que los envolvía cuando sus cuerpos estaban en contacto era difícil de describir. Cuando sus ojos se encontraron, el amor era el sentimiento que más se reflejaba. Las orbes doradas, antes frías, ahora brillaban con un intenso brillo, pero esto solo era posible por la visión de la desnudez del cuerpo de aquella mujer humana, esa simple mujer era la única capaz de hacer que su corazón lata a una gran velocidad, que sus manos tiemblen y sus piernas flaqueen cuando la mira y ella le brinda esas sonrisas que hace que su alma oscura se llene de calor.

- Eres hermosa –cuando lo dijo, la chica se sonrojo. Esas mejillas encendidas le sacaron una sonrisa al youkai. –me encanta que te sonrojes. –acerco su boca a la mejilla derecha de la mujer y la mordió levemente haciendo que la miko sonriera con ternura. Movió su boca y la beso en los labios. Se situó sobre el cuerpo de su mujer y comenzó a acariciar las proporciones de piel expuestas, el tacto de las garras sobre su piel la hacían estremecer, de su boca salían suaves gemidos por las tiernas caricias. El Daiyoukai se deleitaba al escuchar aquellos gemidos que su mujer emitía.

Las manos de ambos se dispersaban por el cuerpo del otro, se brindaban caricias mutuamente. Se mimaban con amor y pasión, sus cuerpos pedían a gritos que se fundieran, formando un solo ser. La bestia interna de Sesshomaru, Yako, no podía controlar las ganas de fundirse una vez más. Entregándose a la pasión que sus cuerpos desbordaban, aquella primitiva cesación de los cuerpos juntarse en aquella mundana acción, para muchos, el sexo es sinónimo de lujuria pero para aquellos, que lo hacen bajo la influencia de emociones tan fuertes y poderosas como el amor, es como si sus almas se fundieran formando una sola.

Los besos repartidos por su cuerpo le erizaban los vellos, al sentir los fríos labios y la húmeda lengua del Daiyoukai, quien saboreaba la piel de su amada. Sus cuerpos eran adornados por su sudor, perlando sus cuerpos. El calor ocasionado por la pasión que desbordaban, la brisa fría que entraba por la ventana no era capaz de enfriarlos, sus cuerpos estaban ardiendo. Implorando por unirse. Sin ser capaces de resistir mucho más tiempo, se unieron. Sesshomaru abrió las piernas de su amada y la penetro. Ambos gimieron al sentir la unión de sus cuerpos. Los constantes gemidos y el choque de su cuerpo era la único que se escuchaba en esa habitación. El olor de copula se extendía por todos lados, causando que los youkai's se ponían nerviosos e incomodos. Se removían en sus lugares tratando de ignorar el hecho de que sus amos se entregaban al placer carnal.

Después de que ambos terminaran del acto de entrega, ambos estaban abrazados, relajando sus respiraciones y mantenerse tranquilos.

- Aun no me acostumbro, me es muy extraño hacer esto. –dijo Kagome mientras se acurrucaba en los brazos de su amado. Su cabeza estaba reposada sobre el blanco pecho y con sus brazos y piernas estaba enredada como hiedra al youkai y el albino la tenía bien sujeta a su cuerpo abrazándola de la cintura.

- Mientras solo sea conmigo, no me importa seguir haciéndolo hasta que te acostumbres. –sus garras recorrían su espalda relajándola.

- Siempre será contigo. –le dijo mientras se levantaba y le besaba dulcemente los fríos labios de su amado youkai.

Ellos serían felices, le pese a quien le pese.

|Lamento si les pareció corto, pero fue lo único que se me ocurrió. Espero sus votos y comentarios. También les invito a leer mis otras historias.|

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