El primer momento ocurrió en la autopista.Tommy estaba en la ventana, su madre conducía y su hermano menor hacía de co-piloto.
—Sería realmente divertido un día sin gravedad.
Tommy no sabía que la falta de gravedad nos llevaría directamente al sol, o haría que cayésemos sin rumbo al espacio; eso, sin decir todas las cosas que se estropearían en la tierra.
—Sí, sería divertido —le dije. Él me miró y me mostró una sonrisa falsa.
Mientras, su madre puso música que nos decía abiertamente «Aún soy joven, soy parte de esto, soy parte de ustedes», como si una vejez futura y una desdichada juventud, la hubiesen apartado de algo, la hubiesen marchitado hasta el punto de vivir a través de su hijo. Luego pensé en mi padre, en lo diferentes que son todos los padres; en que trabajan a toda máquina para ver su futuro fracasado, consumado a través del camino de sus hijos, sin importar realmente adónde hubiesen querido ir ellos.
No lo sé realmente, y no debería pensar en eso, porque son cosas que no entiendo; pero que no entienda algo, no evita que quiera comprenderlo. Papá lo ignora, y yo dejo que lo ignore, es así de complicadamente simple.
Por eso habrá madres como la de Tommy, que seguirán conduciendo a sus hijos a sus propios sueños inalcanzables, a través de una autopista sin oportunidades individuales. Todo por tu futuro, ocultando que querían decir (en el fondo, en el más oscuro fondo) "mi futuro". Todo por ver consumado sus sueños, matando otros sueños, que personas como Tommy harán pagar a sus hijos.
Pero nosotros solo nos preocupábamos por el futuro, Tommy. Nunca nos dimos cuenta de las cosas que pasaban alrededor de nosotros.
Fue en ese momento que descubrí, realmente, que tenía 17 años.
Estaba la música dirigida a adolescentes, y estaba la madre de Tommy, llevándonos, como se lleva a un hijo y a su mejor amigo a la universidad, y ya no era yo, caminando a la escuela, viendo las mismas materias, esperando a que los profesores entraran al salón; ahora vendrían muchas cosas, habría nuevas experiencias, nuevos amigos, nuevos chistes locales, y tal vez, en su debido momento, habría un nuevo Demian.
Y ese sería el auto donde iríamos a la playa, o un auto parecido, donde todos hablaríamos de las cosas que nos volvieron y nos vuelven adultos; muy pocas veces seríamos niños, o adolescentes. El pasado jamás debe recordarse, hasta que ya eres parte de él, y el futuro te ignora.
De ese modo sería al terminar el colegio. Los cinco años que pasé en él quedarían como recuerdo, pero allí no serían cinco años, serían solo lo que pudiese recordar, y luego no serían nada. Y supongo que convertir nuestro pasado en nada, es parte de crecer. Abriendo paso a lo nuevo, desechando lo viejo, tal como lo hace el tiempo.
La música se detuvo, Tommy me miró y antes de que la siguiente canción sonara, me dijo:
—No soy tonto, Demian. Sé que moriremos, y sé que sería imposible que no hubiese gravedad.
— ¿Entonces?
—Sería lindo morir y que nadie esté para recordarlo. No quiero morir y tener que pensar que mamá... sí, mamá, que sea joven no significa que viviré más que tú... no, no digo eso. Es solo... ajá.
No terminó de hablar, pero lo entendía. No es lindo morir y pensar que dejaste a un montón de personas atrás cuya vida destrozaste de alguna u otra forma. Si luego de la muerte se halla algo, entonces eso viene luego del sufrimiento por lo que dejamos, por lo que hicimos para ir a un lugar mejor, y me pregunto si pagamos también por las vidas que arruinamos por el simple hecho de morir.
El auto siguió su marcha, y yo descubría que saber cuántos años tienes, no viene adjuntado con la fecha de cumpleaños. Sucede luego, o antes.
Realmente lo ignoro, y no quiero saberlo.
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La Plena Conciencia de una Muerte
Short StoryDemian ha terminado el bachillerato y junto a su mejor amigo, Tommy, planea entrar en una universidad; sin embargo, tras convivir con su mejor amigo, se da cuenta de la enorme presión que su madre ejerce sobre él y se preocupa por cómo terminará est...