Capítulo 20

4.1K 248 16
                                    

—¡Felicidades! —gritaron todos al unísono, mientras Alessia cruzaba la puerta.

Luke, Adam, Rose y Giorgio la envolvieron en un caluroso y dulce abrazo. Ella solo sonrió y se dejó llevar por el momento.

—Gracias —susurró cuando todos la soltaron.

Fue uno por uno, volviendo a abrazarlos.
Luke le revolvió el cabello, y Adam la ayudó a desenredarlo.

—Claro, ahora tienes un principito que te salva del malvado Luke ¿no es cierto? —dijo entre dientes, ofendido.

—¡Oh, vamos Luke! —exclamó ella, mirándolo con ternura.

—Alessia, tiene razón —se defendió Adam —. Yo no soy un príncipe.

—¡Oh Romeo, dónde estás que no te veo! —dramatizó Luke, lanzándose a los brazos de su caramelito.

—¡Quítate imbécil! —soltó Giorgio, empujándolo.

—Vamos caramelo, no me avergüences delante de los chicos.

—¡Aléjate de mi hombre! —gritó Rachel corriendo escaleras abajo.

Instintivamente, Luke se aferró al cuello de Giorgio y saltó colgándose de él.

—¡Aléjate! —gritaba Giorgio, intentado quitárselo de encima —. ¡Eres como una ridícula cucaracha!

Alessia y Adam reían ante la maravillosa escena que tenían delante.
Rachel acudió al rescate de su marido, y tomó a Luke de la cintura para tirar de él.

—¡Suéltame, mujer! —se defendió Luke.

—¡Bájate, idiota! —dijo su padre.

—¡QUÉDATE QUIETO, GIORGIO! —gritó Rachel.

Nadie sabía qué iba a suceder, pero finalmente Luke se soltó y fue corriendo detrás de Alessia.

—Protégeme, princesa —susurró.

Rose reía mientras cortaba porciones del pastel, y las colocaba en un plato descartable.
Cuando anunció que era hora de comer, todos dejaron de pelearse para abalanzarse sobre la torta.
Adam la detuvo, y le susurró al oído:

—Ven conmigo.

La tomó del brazo y ligeramente la guió fuera del comedor.
Luke se dio cuenta e intentó pararse, pero Giorgio volvió a sentarlo de un golpe.

—¿A dónde vamos?

—Solo ven, tengo algo que mostrarte.

Caminaron por varios pasillos y cruzaron por muchas puertas hasta llegar al patio principal, donde Adam se dirigió hacia las viejas hamacas de la chica.
Alessia se sentó en una de ellas, y éste se colocó a su lado.

—¿Qué hacemos aquí?

—Alessia, haces muchas preguntas —respondió él, sonriendo.

Su sonrisa era hermosa.

—¿Qué has dicho? —preguntó, sonriendo aún más. Ella había hablado en voz alta—. Vamos, quiero saber.

—Que... —dudó un instante, pero lo dijo— que tu sonrisa es hermosa, Adam.

Él colocó un mechón de cabello rebelde detrás de su oreja, y se acercó hasta quedar a centímetros de su rostro. Ambas respiraciones adoptaron el mismo ritmo, sincronizándose, al igual que sus ojos se miraban fijamente, como intentando llegar a lo más profundo de su alma.
Adam juntó sus frentes y le acarició la mejilla.

Sangre Mafiosa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora