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-Vamos Alaska corre- gritó Joey al ver algo en la vidriera.

-¿Por...qué...tan...to apu...ro?-dijo respirando.

Me hizo seña para que gire a mi izquierda, eso hice.

-Sigo sin entender- reí.

-¿Ves esa libreta de allá?-era muy bonita y original, por cierto.

-Sip- le sonreí.

-Como somos totalmente originales, voy a comprar esa libreta para que tú y yo nos mandemos bollos de papel.

Lo miré sonriendo, era lo más dulce que alguien podía hacer. Sonorá bobo, pero eso comprueba lo muy buenos amigos que somos.

Lo abracé y el me correspondió.

-Abre las manos- me dijo.

Hice lo que me pidió y me entregó una lapicera.

-Para que nunca me olvides.

Una lágrima calló por mi mejilla.

-No llores, las princesas no lloran- dijo limpiándola, dejó un beso en mi mejilla y entramos al local.

-Esta libreta es hermosa-dije observándola antes de entrar a mi casa.

-Si que lo és- dijo Joey sonriendo.

-Gracias, Joey-dije abrazándolo.

-Te quiero mucho, Alaska.

-Yo también, Joey.

Nos apartamos, me miró a los ojos y me perdí en ellos.

Cerré los ojos.

-¿Nos vemos mañana?-dije.

-Claro, adiós- dijo y me abrazó.

Alaska, ¿Cómo es la 4? ✈Joseph BirlemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora