Mean to be

Réveiller

Buenas...

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Meant To Be

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CAPÍTULO 1:

Réveiller.

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El sol se había colado despacio por la ventana de aquella habitación. Si bien, su idea de quedarse a dormir en el Grand Hotel de París había sido una opción de emergencia por si Bridgette la abandonaba en medio de la fiesta para irse con Felix, no pensaba compartir aquella pieza, y mucho menos aquella cama.

No se atrevía a abrir los ojos. La luz que se colaba a través de sus parpados era suficiente para irritarla y cegarla. Además, a eso podía añadir el creciente dolor en su cabeza que parecía palpitar más que su propio corazón. Movió sus piernas entre las mantas y la calidez en ellas le hizo girarse, envolverse aún más en aquel cobertor blanco de gran grosor que la protegía del frío del aire acondicionado.

―¿Negro o gris? Prefiero el azul si no es mucha molestia ―Escuchó aquella voz y apretó aún más los ojos, no la reconocía del todo, pero se le hacía muy familiar―. Si... claro... está bien ―escuchó un suspiró tendido y apretó la almohada que había cogido entre sus manos―. ¿Talla? A ver, deme un segundo ―los pasos resonaron en la habitación, alejándose y acercándose nuevamente―. Según veo, es SS, solo por si acaso, traiga las dos tallas más pequeñas que tenga. Sí, estoy seguro. Gracias.

Se aferró más a la almohada. ¿Había un hombre en su habitación? ¿Quién? ¿Cómo había podido hacer semejante locura? Ella, entre todas las personas se jactaba de estar suficientemente cuerda. Ella, que solía criticar a Bridgette por su larga lista de amores, de los cuales la aludida se excusaba diciendo que eran culpa de Felix. Ella, que había tratado a Alya de loca por haberse escapado con Nino cuando ni siquiera tenían una relación aún. Que se la llevara quien la había llevado.

―¿Marinette...? ―Escuchó su nombre y sintió su piel temblar, sobre todo porque acababa de percatarse de que estaba... ¡desnuda!

Sintió una mano sobre su cabello, rosando lo poco que quedaba descubierto de su cabeza. El colchón se hundía lentamente a su lado a medida que quien fuera que estuviera con ella se acercaba más. Sintió el mismo peso sobre la parte superior de su cuerpo cuando él descubrió su rostro, acercándose a su oído, respirando prácticamente sobre él.