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Brian esta apuñalando a Josh.
Yo intento suplicarle para que pare, pero me mira y me clava el cuchillo en el estómago.
Me despierto. Estoy sudando, tengo las mejillas mojadas por las lágrimas y la respiración muy acelerada.

-¿Estás bien?- escuchar la voz de Josh me da tranquilidad.

Ha sido una pesadilla. Él no está muerto, está aquí, conmigo.
La sensación de alivio me recorre todo el cuerpo, desde la punta de los pies hasta el último pelo de mi melena oscura.
Siento la necesidad de que me sujete entre sus brazos y me proteja. De sentir su respiración y el latido de su corazón.
"Estúpida" dice una voz dentro de mí.

-¿Darkness?- dice Josh extrañado.

Debo de haberme quedado mirándolo un buen rato, mientras él esperaba una respuesta.

-Eh... Sí, estoy bien- respondo- Sólo a sido una pesadilla.

Me mira con comprensión. Se que él también ha tenido pesadillas, no necesito que me lo diga.
En cambio, Brian sigue dormido, tranquilamente. Aun que tengo por seguro que si él tuviera pesadillas, no habría forma de saberlo, excepto que él mismo me lo dijese. Sabe esconder muy bien sus sentimientos, pero no todos, no los que siente por mí.

-Necesito respuestas... -mi boca lo dice sola.

Josh sonríe débilmente.

-Las encontraremos- me dice a la vez que agarra mi mano entre la suya, entrelazando nuestros dedos.- Te lo prometo.

Nos separan escasos centímetros y me siento más segura, a pesar de que mi corazón se acelera.

Nos separamos, Brian se está despertando.

-Josh, deberíamos buscar a Sunshine.- le digo.- Tal vez ella pueda ayudarnos.

Brian ya está sentado, y parece muy descansado, a diferencia de Josh.
Parece que Josh hubiera estado despierto parte de la noche, protegiéndome.
"Tonta" me dice mi cabeza. Lo sé. Se que soy una tonta por pensar eso, y más en un momento así.

Brian asiente.

-Vale, vamos.- responde Josh.- Cuanto antes empecemos, mejor.

Cogemos unas manzanas que devoramos por el camino. No tengo hambre, pero tengo de desayunar algo si quiero aguantar lo que nos queda.

Pasamos por una tienda de ropa, y Josh se para en seco.

-Esperad aquí- nos dice, y entra en la tienda.

Sale un par de minutos después con tres capas con capucha.

-Nos pondremos esto.- debe de notar nuestro desconcierto, así que añade:-sois fugitivos aquí, ¿recordais?

Punzada en el estómago. Fugitivos. Suena horrible. Pero peor son las ideas que me vienen a la cabeza al pensar en lo que nos harían si nos pillaran.
Sacudo la cabeza, como si al hacerlo puediera librarme de todo lo que está pasando. De ese peso que cae sobre mis hombros, y de la presión a la que estoy sometida en estos momentos. Matenerme viva ya es una tarea difícil, pero además, quiero mantener con vida a Brian y a Josh. Incluso por encima de mí propia vida.

Cojo la capa y me la pongo. Sin hablar. Sin ningún gesto. Sin sentir nada en absoluto.

Seguimos andando por las calles de piedra, hasta que Josh nos detiene delante de una casa, muy parecida a la suya, muy parecida a todas las demás; aquí todas las casas parecen iguales. No sé como hace para recordar donde esta la casa de Sunshine, ni siquiera logro comprender como recuerda dónde está su casa. No hay ni nombres de calles, ni números en las casas. La curiosidad me puede, así que pregunto:

-¿Cómo recuerdas dónde vive Sunshine?- creo que no termina de entender mi pregunta.- Quiero decir, aquí todas las casas son iguales.

- Ah, es fácil.- dice él sonriendo- Cuento los pasos desde mi casa a la suya. 128.

Este chico es un misterio. Pero por alguna razón, me gusta que sea así.

-Bueno, vamos a entrar.- dice Brian.

Josh toca a la puerta y tras unos segundos, una voz dulce y aguda, justo lo contrario que la mía, pregunta:

-¿Quién es?

- Sunshine, soy yo, Josh.

La chica se ríe. Una risa calmada. Se alegra de escuchar que es Josh.
Una punzada de celos me da en el pecho. La ignoro.

Abre la puerta.
Me mira.
Delante de mí, veo mi propio reflejo.
Lo único que nos diferencia es el pelo.
El suyo es de los colores del arco iris, y el mio, negro como un cielo estrellado.
Las dos nos miramos fijamente.
"Gemelas" vuelve a recordar mi cebrebro.
Más que gemelas, parecemos la misma persona, separada en dos:
La luz y la oscuridad.

Más Allá del LímiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora