O1: Identidad secreta.

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-Adam... ¿Qué haces? –Pregunté en un susurro, pues su cercanía me ponía nerviosa.

-¿Sabes? Siempre he estado interesado en ti, Lux. Me gustas mucho...

-¿De verdad?

Solo asintió con la cabeza mientras miraba fijamente mis labios. Sabía lo que quería y no tenía ningún problema en eso. Se acercó lentamente hasta que, por unos milímetros, nuestros labios estuvieron a punto de hacer magia.

"¡Hola, habitantes de Nueva York! Son las seis y media de la mañana y estamos aquí una vez más en Radio..."

Estábamos tan cerca... Ugh. ¿Por qué no podía besarme sin más, como en las películas? Si dejara de hablar a lo mejor ya nos habríamos enrollado en mi sueño... Patético, créeme que lo sé. ¿Pero que iba a hacer? ¿Declararme? ¿Besarle directamente? ¿Emborracharle y aprovecharme de él? Por favor, no tenía tiempo para eso.

Fui a la cocina directamente para hacer el desayuno, puesto que mi padre se había ido a trabajar hacia una hora y mi hermana no tenía ni idea de cocinar. Sí, yo era algo así como la ama de casa a tiempo completo. Además de estudiante y trabajadora en una pequeña librería en la ciudad.

Ah y, lo más importante, escritora de Wattpad.

Llevaba como unos cuantos años en esa página web, pero solo hasta hace unos meses me había puesto a publicar unas cuantas de mis historias ya completadas. Al parecer, estaban teniendo bastante éxito y a mis lectoras y lectores les encantaban todas y cada una de ellas.

Estaba orgullosa, para que negarlo.

Pero no tan orgullosa como para compartirlo con todos mis conocidos. Especialmente con la gente de mi instituto. ¿Sabéis lo que me harían si se llegasen a enterar? Burlas. Vacío. Marginación. Entre otras cosas. Y es que en mi instituto era así: si hacías algo diferente, algo innovador –aunque escribir no es innovador, pero ya me entendéis–, te tachaban de rarito y dejabas de estar invitado a las mejores fiestas. En otras palabras, que te convertías en un asocial.

Y yo no quería eso. No después de mí escalada a la popularidad.

–¡Claire, ven a desayunar ya! Nos tenemos que ir dentro de media hora, así que date prisa.

Ella era mi hermana pequeña, aunque solo nos llevábamos tres años de diferencia. Tampoco era tanto, ¿verdad?

–Sólo cinco minutos más... –Dijo ella medio gritando desde su habitación.

–Si no te fueras a dormir tan tarde no tendrías estos problemas, C. –Fui a su cuarto y la destapé completamente–. Así que ahora te aguantas.

Un gruñido fue su respuesta.

Se acabaría levantado, como siempre. Pero odiaba llegar tarde por su culpa. No me gustaba ser impuntual a las clases, pero eso parecía que le daba igual. Estaba en su fase rebelde de la pre-adolescencia. Qué recuerdos.

El caso es, que al final acabamos llegando diez minutos después de que el timbre sonase.

–Hoy has vuelto a llegar tarde. ¿Tu hermana aún está pasando por esa fase? –Pregunto Aria.

Ella era como, mi mejor amiga desde que me había hecho popular. No me confundáis, no era una rubia oxigenada que se cree que el instituto es suyo. Ella era más bien... una pelirroja amable.

–Sí y está más insoportable que nunca. No para de gruñir, quejarse y escabullirse.

Me da una mirada de lástima y me sonríe, intentado reconfortarme. Dios, odiaba esas miradas. Ya había tenido suficientes en mi vida, pero supongo que a la gente le salía solo, ¿no?

Como cuando te gusta alguien y no puedes evitar que se te note con la mirada. Como cuando yo miraba a Adam, básicamente.

Y puede que os estéis preguntando, "Lux, ¿Quién es ese Adam y por qué estás tan coladita por él?"

Pues veréis chicos, Adam Tinder –sí, sí, al igual que la aplicación para ligar– era un chico que iba a mi instituto. Guapo, muy guapo. Demasiado. Perfecto para ser un protagonista de alguna de mis historias. Para completar su físico, tenía una actitud de badboy. En realidad no lo era, pero tenía ese toque que le hacía parecer peligroso. Hacía lo que le diese la gana, sin importar lo que dijesen los demás. Quizá era por eso por lo que me gustaba.

Claro, pero como en toda historia cliché, él no estaba interesado en mí. Aunque fuese la chica más popular en ese momento.

Y como odiaba eso.

En la hora del descanso, donde la mayoría nos íbamos hacía la cafetería para refugiarnos del frío y beber algo calentito, sentí la mirada de Adam en mí.

Extraño. Muy extraño.

Nunca en mi vida había notado mi presencia, como he dicho antes, ¿y justo ahora se me quedaba mirando? No era normal.

No me quejaba, eh. A caballo regalado no le mires el diente, pero me parecía de lo más sospechoso.

Levanté una ceja mientras aún teníamos contacto visual y él solo negó con la cabeza y sonrío de medio lado. ¡Sonrío! Jo, qué bonita sonrisa tenía. Y que pillada estaba yo.

–Lux, ¡Lux! –Llamó mi atención Mike, el novio de Aria-. Te estábamos hablando, empanada.

–¿A quién mirabas fijamente, eh pillina? –Esa era Mandy, otra de nuestro grupito. Personaje irrelevante.

Gracias a ese comentario, la mayoría de personas que estaban en la mesa se giraron para ver a que o quien estaba mirando con tanta atención.

–Adam Tinder. No sabía que era tu tipo, Lux. –Río Lucas, capitán del equipo de futbol.

–No lo estaba mirando a él, solo... Eh, había un bicho en esa dirección. –Mentí.

Todos se miraron con miradas cómplices que no me gustaron nada y algunos soltaron unas risillas.

Para que tengáis una imagen clara de la situación, éramos ocho en nuestra mesa habitual. Mike, Aria, Lucas, Mandy, Ben, Lara, Maryna y yo. Mike y Aria estaban sentados uno al lado del otro, como era costumbre desde que empezaron a salir. Lucas y yo nos sentábamos a su lado y enfrente de nosotros los que quedaban.

En cambio, Adam se sentaba donde quería. Cada día tenía un sitio nuevo y no sabía dónde encontrarle. No es que haya intentado buscarle ni nada. Pero siempre era bueno saber dónde estaba tu crush y eso.

Me levante corriendo cuando vi que él se iba y le perseguí por los pasillos. Era rápido, el maldito. Lo agarré por el brazo izquierdo y se dio la vuelta, encarándome. ¿Queréis oír la verdad? Su estatura imponía. Bastante, para ser exactos.

-¿Qué quieres Lux, o debería llamarte Bleu Ciel?

N/A: ¡Hola, amores! Si hay alguien leyendo esto, pues espero que te haya gustado el primer capítulo. La verdad es que estoy bastante emocionada con esta historia –dato irrelevante, pero yo lo cuento igual-, así que si le dieses a la estrellita y dejases un comentario sobre lo que opinas sería demasiado feliz.

¡Hasta el próximo capítulo!

 

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