---Narra Akira---
He roto la regla más importante con el simple hecho de estar con ella.
Algo que comenzó con simple sexo se ha convertido en algo más fuerte. Debí matarle en ese mismo instante después de hacerla mía, pero no lo hice, algo en mí no me dejo hacerlo. Tal vez era el hecho de que quería volver a tenerle bajo mis sabanas gimiendo o porque no quería que su vida acabara por un simple deseo carnal.
Me vi embriagado en la manera en la que se mueve, deseando poder verle sólo en mis sueños. Que sólo yo pudiese admirar cada centímetro de sus caderas.Siempre intentaba caminar entre las sombras, mirándola sin que se percatara de mi presencia.
No conforme con sólo verla pasar día con día, quería algo más. No quería que fuesen sus piernas las que la sostuvieran, quería ser yo mismo quien la llevase entre mis brazos.Quizá sería su sonrisa, quizá serían sus ojos, quizá serían esos rizos los que me llamaban. Los que a poco a poco me llevaban lentamente a lo que sería probablemente mi perdición.
Fue la tortura más agradable que mi cuerpo con 250 años de experiencia pudo sentir.
//Algunos meses antes//
--- Narra Sanda---
Caminaba sumida en mis propios pensamientos mientras veía la gente pasar frente a mí, como siempre, iba atrás de todos. Como si fuese ajena a los demás, como si sólo no estuviera.
El tren iba a avanzar, pero maldita sea, eso me daba pánico. Y no iba a ocurrir mientras yo estuviese ahí. Sentí una ligera presión en el estómago. El conductor quería poner en marcha el tren, pero eso no le era posible. ¿Una falla? Que pensara lo que quisiera, igual al terminar de subir las escaleras todo volvió a la normalidad.
Me sentí ridícula. Probablemente era la persona más poderosa de toda la ciudad, el país e incluso tal vez el mundo y le temía a caer a las vías.
Como siempre, alguien estaba siguiéndome. Su nombre, su rostro, desconocía todo de él. Jamás me tomaba la molestia de mirar, de igual manera, nunca se acercaba. Pero le sentía, sin falta, siempre mirándome. No me daba miedo, si quisiese lastimarme, ya lo hubiese hecho.
Llegar a casa, era siempre lo mismo, todo estaba callado. Subí a mi habitación para recostarme unos momentos, tenía un dolor punzante en mi cabeza, aunque era bastante ligero.
Cerré los ojos. Sin embargo, no pude descansar ni un momento. Aunque todo estaba en calma, me sentía observada.
—¿Ya sabías que puedo sentirte a un kilometro de distancia? -Hablé sin moverme ni un centímetro.-
—Sólo quería saber cómo estabas, eso es todo. Sanda, tiene meses que no me hablas como antes.
Eso me dolió, tenía razón y él no tenía la culpa de nada. Me incorporé, sonreí ligeramente y suspiré pesado. Palmee un lugar en mi cama, indicándole que se sentara ahí. No tardó nada en hacerlo.
—Alguien ha estado siguiéndome últimamente, ¿Sabes?
—¿Quiere hacerte daño?, ¿Te descubrieron? —Me habría dado cuenta si así fuera. Lo que es cierto es que su presencia es más fuerte que las demás.
—Pero eso jamás te ha importado. Si no es alguien que te preocupe, tiendes a ignorarlo. Supongo que tú también ya sabías que no me puedes engañar, eh. ¿Qué es lo que pasa?
—Marko, estoy cansada... no recuerdo cuando fue la última maldita vez que dormí una noche entera. Esto me está consumiendo completamente...
—Todos pasamos por eso, sólo...
—¡No! Nadie ha pasado por esto. Tú te sentiste cansado, unas semanas. Yo llevo meses así y no va a parar. ¿Qué harías tú? Si tuvieras la habilidad de hacer lo que tú quieras, pero no pudieras hacerlo porque eso cada día te debilita más. Si tuvieses que esconderte de todos para que no sepan que todo poder de tus hermanos se acumuló en ti. Que máximo te quedan diez años de vida. Tener que vivir prácticamente en las sombras, haciéndote pasar por algo que no eres. Que el "don" con el que sólo sueñan muchos te está destruyendo. Marko, dímelo, ¿Qué se supone que tengo que hacer? -Pude sentir mis ojos humedecerse, no quería derramar una sola lágrima, pero acabé por lanzarme a su hombro, llorando desconsoladamente.-
Su brazos me rodearon, se quedó callado. Y eso era lo que más necesitaba, un silencioso abrazo. Sin tener que decir una sola palabra más, ese... ese sólo podía ser mi mejor consuelo.
—Creo... creo que necesito estar sola.
Los brazos de Marko me presionaron fuertemente, despeinó un poco mis cabellos y se fue sin decir una palabra más. No sé si es algo que odio o adoro de él, pero siempre sabe que hacer. Y en este caso, sabía que era mejor no decir más de momento. El verdadero problema era, que seguramente hablaría conmigo después. De cualquier modo, sólo me quedó dormir. Esperar a mañana, un día posiblemente exactamente igual.
Mi sueño nunca es continuo, por lo que voy a la cama sumamente temprano, en un banal intento por sentirme un poco menos cansada y dormir un poco más.
Igual, tuve que despertarme para ir a la escuela. Sintiendo un leve dolor en mi espalda. Suspiré y me levanté, era tarde. No demasiado para no llegar, pero definitivamente no tenía tiempo de sobra. Tras colocarme el uniforme, me vi al espejo. Mi cabello era rizado, no llevaba tiempo, así que me lo recogí en una coleta. Tomé mis cosas y salí en silencio, tal como todos los días.
La verdad sólo iba a la escuela para perder un tanto el tiempo, para parecer normal y pasar desapercibida. Cosa que funcionaba totalmente, siempre me sentaba hasta atrás, jamás hablaba con nadie. No notaban mi presencia, ni mi ausencia, lo cual para mí estaba bien.
Al salir el camino no fue igual, hoy no. Nuevamente estaba ahí, más cerca que nunca. Me detuve en seco y le esperé. Odio admitirlo, pero él ha sido mi única compañía todo este tiempo...
---Narra Akira---
Aunque claro, no me iba a resultar nada fácil. Aún aparentando 34 años, había detalles imposibles de ignorar, ella no podía tener más de 15 años.
No debía tener nada con una mortal. Y aún haciéndome pasar por un humano, aquello era ilegal. Pero no había nada que deseara más en ese momento.
Rompiendo toda regla, e importándome poco, decidí acercarme tan pronto la vi.
Mi sorpresa fue que apenas me aproximé a ella, paró en seco, me sentí confundido. ¿No había sido lo suficientemente cuidadoso? Imposible, jamás me había pasado nada parecido.
—Hola... mi nombre es Sanda -Pronunció con su voz, esa encantadora voz.-
Me acerqué lentamente, hasta quedar justo detrás de ella.
—Soy Akira...
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Mayakashi
Teen FictionNo eliges de quién te enamoras. Sólo llega aquel momento en que una fuerza más grande que todo el poder que posees corrompe tu cuerpo, como si ese sentimiento viajara por tus venas. Sentir la necesidad de verle, aunque prefieras la soledad. Nunca s...