Capítulo 2

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Entonces, volteó, quedando frente a mí. Nuestras miradas se cruzaron y no hubo necesidad alguna de palabras, fue como si nada más importase, sólo nosotros dos. Poco a poco nos acercamos, quedando a tan solo unos centímetros, nuestros alientos se mezclaban. No podía apartar mi mirada de la suya, era tan penetrante, pero no dejaba de ser dulce.

El mundo seguía su curso, normalmente. La gente iba y venía, haciendo las cosas que cotidianamente haría. Pero para ambos fue como si todo se detuviera por un momento. Lo que sea podía estar pasando a nuestro alrededor y lo único que podíamos hacer era mirarnos fijamente a los ojos.

Yo definitivamente no conocía la pena, hacía lo que me placía y cuando me apetecía. Pero en ese preciso momento fue como si me hubiese invadido la vergüenza, por unos solos segundos. Y al tomar su mano, sentí que nuevamente lo podía hacer todo. Entrelacé nuestros dedos y comencé a caminar a su lado, llegando a una calle menos transitada. Recargué su delicado cuerpo contra una pared, tomé sus mejillas entre mis manos y corté toda distancia entre ambos. Correspondió mi beso, llevando sus manos a rodear mi cuello.

Todo aquello había pasado como si ya nos conociéramos, como si una fuerza de atracción simplemente nos uniera cada vez más y más. Mis manos bajaron hasta su cintura, mientras nuestros labios rozaban, nuestras lenguas se encontraban, formando una hermosa danza que sólo presenciaban nuestras mentes.

Joder, ¿Qué nos había llevado a eso? Nos habíamos entendido tan bien, sin necesidad de emitir sonido alguno.

Sanda, siento que te conozco desde hace toda una vida y apenas sé tu nombre. Sólo siento que sé todo de ti y a penas te he observado caminar.

---Narra Sanda---

El simple tacto de su mano junto a la mía. Me hizo sentir una descarga eléctrica recorriendo toda mi espina dorsal. Por primera vez, podía sentir algo que no fuera poder corrompiendo cada centímetro de mi cuerpo.

Akira, ¿Quién demonios eres?, ¿Cómo has causado todo esto?

Me dejé guiar ciegamente, adónde fuera, me desconecté por completo de mí misma. Fue como si tan solo, algo me dijera que tenía que hacerlo. Sólo había sentido su presencia y algo me hizo confiar completamente en él.

Ni siquiera pensé dos veces en corresponder sus besos, rodeando su cuello con mis brazos. Cada vez acercándonos más. Por un momento, casi sentí que todo mi poder se iba, sintiéndome vulnerable a él. Pero no me importaba un carajo.

Quizá... quizá sería que tenía un vacío de amor. Pero, dios, se sentía tan bien.

Fue hasta que nos separamos y nos miramos a los ojos, que volví a la realidad. Agaché la cabeza, sin saber qué decir. Estaba jugando con mis manos, intentado parecer normal. La realidad era que mi mente estaba consumida por pensamientos. Era demasiado fuerte, había una especie de oscuridad dentro de su ser y aun así estaba tan cómoda teniéndolo enfrente.

—¿Qué eres...? -Hablé con un tono apenas audible. Levanté la mirada mientras hacía mi pregunta, pero aun así, no podía evitar sentirme nerviosa.-

—Eso mismo es lo que quiero saber yo de ti -Se recargó en la pared con su diestra, haciéndome sentir aprisionada.-

—No creerás que en serio voy a contártelo a la primera.

—Ya no eres una desconocida para mí, todos los días sin falta he de observarte caminar. Dime, ¿Cuál es el rumbo que llevas siempre?

—Creí que sabías que voy a la escuela. Después de tanto tiempo siguiéndome, me imaginaba que ya sabrías adónde me dirijo todos los días.

—Sí, quizá sí. Puedo seguir los pasos exactos de tu rutina. Pero no voy a pisar una casa que está mejor protegida que por tan sólo alambre de púas. Habrá que ser idiota para pasearse por ahí sin ser invitado.

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⏰ Última actualización: Jun 26, 2017 ⏰

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