Aidhara's POV.
Al llegar a la escuela, -en modo zombi-, ya que anoche la cena fue muy larga, pude ver a Kiana saltando al rededor de Juanma.
Normal...
-¡Hola, queridos amigos!- Saludé, acercándome a ellos.
-¡Aidhara! Ayudame, por favor.- Rogó Juanma.- Kiana está loca.
-¿Y qué tiene eso de extraño?- Pregunté.
-¡Sí, eso! Esperá... ¡Hey! ¡Yo no estoy loca!- Protestó.
-Claro, y Aidhara no cambia de humor rápidamente.- Comentó Juanma.
-¡Heeeey!- Me quejé.
Juanma me miró divertido.
-Si podría levantar una sola ceja, lo estaría haciendo en este momento.- Dijo.
-Yo sí puedo.- Me burlé.- Ja-ja. Mirá.- Levanté una ceja.
Él rodó los ojos.
-Ahora, vamos al punto, ¿qué te está haciendo la loca...? Digo, Kiana.
Ella me sacó la lengua, a lo que yo respondí tirándole un beso.
-Está insinuando cosas que obviamente NO son.- Soltó.
-¿Cómo qué?
-Que se muere por Emily.- Interrumpió Kiana.
Palidecí.
¿Por qué? Ah, fácil. Emily se encontraba caminando a nuestra dirección. Pero ni Kiana ni Juanma lo habían notado, pues estaban de espalda a ella.
Emily abrió los ojos como platos, y luego frunció el ceño.
-¿Qué? No, ella no...- Comenzó Juanma.
-Ajá, sí. Ni vos te lo creés, Juanma.- Interrumpió Kiana nuevamente.
-Es imposible discutir con vos.- Reconoció él.
Yo no decía palabra.
Es obvio que entre ellos había algo. Yo lo había notado.
Había agarrado a Juanma mirando una que otra vez a Emily. Ella parece ser reservada, pero por alguna razón con Juanma se entienden perfectamente. Además, ¡aceptó trabajo en su casa! No cualquiera acepta cuidar a dos niños que la verdad son muy traviesos...
-Ummh, hola.- Saludó Emily.
Juanma pareció sorprenderse.
-Hola, Emily.- Saludamos al unísono.
-¿Vamos a clases?- Preguntó.
Los tres asentimos y nos encaminamos a nuestra aula. Nuestra primer materia sería Literatura, de mis favoritas.
El resto de la mañana transcurrió aburrida y normal.
Y hoy, todo había vuelto a la normalidad. Es decir, nada de hermanos intentando cocinar, ni pizzas quemadas.
Luego de que mis padres llegaran y que Aiden tenga compañía, comencé a dirigirme a la parada del colectivo que me llevaría a la Organización de Obras de Caridad de Buenos Aires.
Al llegar a aquel edificio con patio delantero, noté que las mesas ya no se encontraban allí, dejando ver el verde pasto por completo. Pero el lugar estaba más poblado. Había muchas personas afuera. En grupos, o solas. Divisé a Maite, pelirroja de ayer, junto con otras chicas más. Todas reían y se veían felices.
Cumplidas las 5pm, una castaña nos llamó a todos para que entremos al edificio.
El ambiente estaba fresco. Las paredes eran blancas, y había fotos enmarcadas en ellas. Eran de grupos de personas. Debajo de cada fotografía, estaba el año en el que fueron sacadas. El piso era de madera, pero nada muy sofisticado. Avanzamos por un pasillo, doblamos a la izquierda y entramos a un salón. Dentro, había aproximadamente dieciocho sillas y un equipo de sonido.
Las chicas que se encontraban con Maitena y ella pasaron.
Cada uno de nosotros fue entrando, y sentándose en las sillas.
Yo me ubiqué al final, nunca me gustó sentarme adelante.
Al lado mío, un chico con lentes tomó asiento.
-¡Hola a todos!-Saludó la castaña de ojos cafés. Ella se encontraba junto a Maitena y otras dos. Hablaba por un micrófono, delante de todos.
Era gracioso, las cuatro chicas tenían color distinto de cabello.
-Hoy vamos a contarles un poco de que va a tratar ésto.- Siguió una morocha de ojos celestes.
-Empecemos con las presentaciones. Yo soy Rebeca,- dijo una rubia, con ojos celestes también- ella es Melina,- señaló a la castaña- ella Maitena,-la pelirroja sonrió- y ella Lurdes.- La morocha saludó con la mano.
-Nosotras estamos hace bastante, y somos las encargadas de guiarlos. El director y creador de toda esta comunidad es Diego, él vendrá más adelante.- Dijo Lurdes.
-Hay algunos que ya están desde hace un año o más, y otros nuevos. A todos los nuevos, ¡les doy una muy buena bienvenida!- Exclamó Rebeca.- Ahora es turno de ustedes. Desde acá adelante empiecen con sus presentaciones, después vamos a explicar todo sobre lo que vamos a hacer este año.
Una chica rubia, al parecer llamada Abigail, comenzó a hablar sobre sus gustos, y de por qué está acá.
Después de unas catorce personas, me tocó a mí.
-Bueno...Hola. Soy Aidhara, sí, sí, ya sé, nombre raro-se escucharon algunas risas-. Estoy acá porque, bueno, mi mejor amiga me trajo a la fuerza básicamente, pero fue mi decisión inscribirme. Estoy por cumplir los 17, y... No soy tan interesante, así que creo que ya está.- Dije.
Nunca trato de esconder quien soy. No tiene sentido. Puede que tenga una personalidad un tanto complicada, pero prefiero demostrar que soy así desde un principio, antes de que se enteren después.
Algunas personas rieron y después el chico de lentes empezó a hablar.
-Yo soy Andrés-traté de no reír ante su nombre, y estoy segura de que algunas chicas también- y bueno, estoy acá hace medio año. Empezó por un castigo, pero después me gustó y seguí. Ah, y tengo 17 años.
Después de él, una chica habló. Terminó de hablar, y lo que pasó a continuación fue lo que más temía.
El último chico empezó a hablar.
-Hola, soy Agustín. Estoy acá hace un año y medio. Empecé en ésto como escape -hizo una pausa, y cerró los ojos. Mmm, tema delicado-, y terminó encantandome. Tengo 19 así que, bueno, creo que eso es todo.- Contó una voz que reconocí. Pero esta vez era profunda y sonaba feliz. Nada que ver con la otra vez.
No creí que tenga 19, la verdad. Ay, Kia, tus elecciones...
Cuando terminó de hablar se giró hacia mí, y me examinó. Me hice la desentendida, claro. Seguramente me reconoció. Gracias, Kiana.
-Bueno, éste es un grupo muy interesante, por lo que veo. Nosotras tenemos veinte, así que no estamos muy lejos de su edad.-Maitena guiñó un ojo.- Okey, vamos al punto. Este año tendremos junta los días lunes, miércoles y obviamente jueves.- Siguió.
-Se deben estar preguntando qué vamos a hacer cuando nos juntemos... Bueno, nuestro más próximo proyecto es en una semana y media aproximadamente. Vamos a ir a un hogar de niños que no tienen padres, entonces para alegrarlos, pensamos en practicar algunos juegos, llevar una obra de títeres o algo así. También hay que aprender a tratar estos temas. Y básicamente en cosas así se van a basar nuestras juntas.- Explicó Rebeca.
-¿Alguna pregunta?- Interrogó Melina.- Hable ahora o calle para siempre.- Agregó y algunos rieron.
Nadie contestó nada.
-Bueno, compañeros, eso es todo, ¡nos vemos el lunes!- Se despidió Lurdes.
-Esperen.- Dijo una voz masculina.- Yo soy Diego, creador de esta maravillosa fundación. Solamente quería agradecerles por formar parte de esto, porque soy muy conciente de que es difícil juntar a personas que estén dispuestas a ayudar sin recibir nada. Sólo era eso, así que gracias, y disfruten.- Dijo él.
Luego de eso, algunos aplaudieron, y después comenzamos a salir.
-Así que te obligaron, ¿eh?- Me dijo una voz masculina, una vez fuera.
¿Qué a caso no podía vivir un día sin pasar el ridículo?
-Eh... básicamente, sí.
-¿Por qué razón?- Quiso saber Agustín.
-Te aseguro que no te interesa.- Le guiñé un ojo.
-Oh, claramente sí me interesa, sino no estaría preguntando, duh. Además, quiero saber por qué la loca chica que se sentó en mi mesa sin una clara razón el día de ayer está en el mismo lugar que yo.
Elevé una ceja.
-¿Perdón? ¿Cómo me dijiste?
-Amh... nada...- Sonrió con inocencia. No fue una sonrisa forzada, en verdad parecía divertido.
-Ajá, sí. Sobre eso... bueno. Hagamos como que si eso no pasó, ¿dale? No estoy tan loca como pensás... bueno, sí, pero ése es otro tema.- Planteé.
ESTÁS LEYENDO
Unidas Por Una Separación.
Random-Ellas no tienen nada en común. Acabarán separadas. Es nuestro objetivo.- planteó Melanie, mirando a su rubia amiga, quien asintió. -Si tenemos algo en común, linda.- aseguró Emily, saliendo detrás de una puerta, sorprendiendo a estas dos. -Estamos...