Un cambio de planes de último momento, obliga a Ambar a permanecer durante las vacaciones en Buenos Aires en compañía de su peor enemiga y de los demás losers que, al igual que ella, por alguna razón, siguen en el Jam and Roller.
Lo que Ambar no sab...
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Voy a borrar el llanto de ayer, volver al sitio aquel que ocupe.
Cantó o mejor dicho, musitó, pues estoy segura de que estoy cantando tan bajo que sólo yo misma puedo escucharme, mientras me dirijo hacia el Jam and Roller.
Me siento fuerte, más valiente, al perderte yo aprendí que hay un mundo diferente a kilómetros de ti.
Observo a mi alrededor y sin poder evitarlo, un suspiró se me escapa.
Yo no debería estar aquí, yo debería estar en este momento subiéndome a un avión rumbo a miles de kilómetros de distancia de Buenos Aires, pero no, acá estoy, desgraciadamente.
Ven y enciende el mar, bajo mis pies, alma y corazón arráncame.
Definitivamente, este último año fue de lo peor. Nada me salió bien y para colmo, el parásito andante de Luna sigue en Buenos Aires. ¿Puede pasarme algo peor? ¡Ah, sí! Se me olvidaba que por decisión de mi madrina está vez no habrá viaje de vacaciones, peor imposible.
Dices que sólo me salvas tú y que estoy presa en tus brazos, dejarte atrás es lo importante.
No sé qué la hizo tomar esa decisión, pero no estoy de acuerdo con ella. Es tan injusto, no puede ser que sólo porque ella lo decidió yo tenga que pasar mi vacaciones acá en Buenos Aires y no como todos mis amigos, que se han ido a viajar por infinidades de lugares con sus familias.
Sigo adelante, sigo adelante.
Y es mucho más injusto considerando que es el último año que podré tener vacaciones antes de irme a París, pero no, eso a mí madrina le importa tan poco como mi existencia.
Me imagine que eras único, el rey de la verdad, hoy puedo ver que patético tú fuiste en realidad.
Ni siquiera hay una explicación de su parte lo cual aumenta más mi furia, que fastidio.
Ya te olvido me das pena, estas tan perdido que das pena.
Me deshago de mis audífonos al momento en que finalmente llegó al Roller ignorando el hecho de que la canción aún no termina, busco mi celular y la colocó en pausa al mismo tiempo que me acercó a la barra. Notó algunas notificaciones que aún no he revisado por lo cual me concentro en ellas hasta que Nicolás aparece en mi campo visual.
—Hola, ¿Deseas algo? —Inquiere logrando que haga mi celular a un lado para enfocar mi mirada en él. Me abstengo de responderle que desearía estar justamente en Miami de shopping y me concentro en decidir que deseo tomar, no obstante, él vuelve a hablar antes de que yo pueda responderle—. ¿Vos no deberías estar en Miami? —Alzó una ceja.
—¿Perdón? —Suelto incrédula—. ¿Quién te crees que sos para meterte en mi vida?
—Lo siento, no debí preguntar, me gano la curiosidad —Se excusa.
