«2» | ¿Ella y yo? ✔

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Una corriente eléctrica recorrerme, eso siento cuando junto mis manos con las de Ámbar, lo que sin duda me desconcierta, ya que antes no me había sucedido algo así, al menos no con ella

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Una corriente eléctrica recorrerme, eso siento cuando junto mis manos con las de Ámbar, lo que sin duda me desconcierta, ya que antes no me había sucedido algo así, al menos no con ella.

Sin embargo, eso pasa a un segundo plano cuando para suerte de nosotros aquellos hombres no tardan en esfumarse al percatarse de que la policía se encuentra patrullando la zona.

Aun así, una sensación de inquietud continua invadiéndome y es que a decir verdad desde que llegue a Buenos Aires nunca me había visto envuelto en una situación como esta y el haberla experimentado en compañía de Ámbar, hace que todo se sienta más extraño, sobre todo porque tras lo sucedido aún no ha dejado de sostener mi mano.

Razón por la que no tardo en sonreír. Volteando a verla, admiro su perfil, ahora luce tan serena en comparación con hace unos minutos, su pavor pude notarlo con tan solo una mirada y juro que nunca antes había sido tan fácil descifrar sus emociones, no puedo evitar lucir fascinado, algo que ella nota al presentir mi mirada y voltear a verme, haciéndome soltar una risa incomoda.

—¿De qué te reís? —Inquiere, frunciendo el ceño.

Sabiendo que soy fácil de leer cual libro para un lector, opto por decir la verdad y no mentir. —De ti, debiste ver tu cara hace un rato, estabas aterrada.

—No es así, no te atrevas a repetir esa infamia a nadie. —Me advierte luciendo aún más seria, ocasionando que ría una vez más—. Basta.

—Está bien, solo una cosa más —Ella alza una de sus cejas, lo que interpreto como un «¿Qué?» de su parte—. Ya puedes soltar mi mano.

Automáticamente, su mirada deja de sostener la mía y cae sobre nuestras manos juntas, agarre que no tarda en deshacer para seguidamente voltear y continuar avanzando, dejándome atrás e incrédulo ante el hecho de que se ha sonrojado.

Reaccionando avanzo alcanzándola rápidamente, volviendo a caminar a su costado, no obstante, a diferencia de cuando aún seguíamos tomados de la mano, se siente una gran distancia entre ambos a pesar de que estamos a la par, mi mano vuelve a sentir frío y siento la necesidad de volver a tomar su mano. ¿Por qué quiero sentir de nuevo su mano sobre la mía cuando fui yo quien le pedí que me soltara?

Esa pregunta ronda mi cabeza hasta que llegamos a la mansión, donde finalmente vuelve a enfocar su mirada en mí, causando extrañamente que mi corazón lata con más rapidez que cuando note la presencia de aquellos hombres siguiéndonos.

—Yo... —Empieza, haciéndome notar que no sabe con exactitud qué decir, algo que sus ojos me confirman al vislumbrar duda en ellos—. Gracias por acompañarme —Suelta de golpe, haciéndome regresar mi mirada a sus ojos, la cual se había posado sobre sus labios al notar como relamía estos.

—No tienes por qué agradecer, no podía permitir que te vinieras sola —Digo, logrando que una pequeña sonrisa se dibuje en sus labios. ¿Por qué no dejo de observar de reojo sus labios?

Simbar: Una Historia De Amor | EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora