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Noah miró al novio de su hermana algo sorprendido, a la vez sintiéndose amenazado silenciosamente por la mirada de la misma. No sabía qué responder. Era prácticamente estar del lado de Millie, su caprichosa y algo egoísta hermana mayor, o del lado del extraño desconocido cuyo nombre ni siquiera sabía pero parecía como si lo defendiera. ¿O era sólo idea suya?

- Vamos, ven si quieres jugar. De todos modos no interrumpes nada. - dijo el pelinegro. Noah pudo ver cómo la mirada de Millie se encendía de furia.

- T-tal vez otro día. E-es que es-estoy ocupado... - tartamudeó.

Ahora, el tímido chico veía que su hermana se veía más relajada... pero su novio... su novio cambió de expresión rápidamente, y no sabía cómo describir la misma. Era... ¿molestia? ¿se había enojado con él por no jugar? No, más bien se veía como... ¿decepción? En cualquier caso, no reflejaba nada bueno, así que prefirió irse de ahí, avergonzado y rápidamente. Subió las escaleras y se tendió en el sofá que ahí había.

"No entiendo por qué no me quiere" pensaba con la cara hundida en el colchón. "Es mi hermana, pero..."

Un ruido lo sacó de sus pensamientos. Era el rechinar de la escalera. Levantó su cabeza para ver quién subía, y si era necesario, irse a su cuarto.

Lo primero que vio fue el cabello oscuro, brillante y sin cortar, pero bien peinado. Después vio la cara del hombre, debía admitir que aunque no sabía mucho de cine, el novio de su hermana tenía una cara digna de actor, de facciones finas pero perfectas, como para hacer que cualquier chica cayera rendida a sus pies. También tenía una muy fina y casi imperceptible barba, oscura al igual que su cabello.

Taylor fijó su mirada en Noah por unos segundos, y éste lo notó, sosteniendo la misma por casi el mismo tiempo, hasta que tuvo que apartarla por la incomodidad. Se levantó del sofá y se dirigió a su cuarto con la cabeza gacha, sin decir nada.

- Espera. - Dijo la voz grave a sus espaldas. El castaño miró de reojo por sobre su hombro. - ¿Así que tu nombre es Noah?

Se quedó estático por un momento, sin saber si responder o no. Quisiera que se lo hubiera tragado la tierra.

- S-sí - dijo él con inseguridad, asintiendo algo tembloroso.

El pelinegro sonrió muy ligeramente.

- Soy Taylor. - le dijo sonriendo, se acercó a él y le dio unas palmadas en el hombro. - No sabía que Millie tenía hermanos.

- Es porque... ella no quería que lo supieras.

- ¿Pero por qué? - preguntó el pelinegro, confundido.

Noah se limitó a levantar ligeramente los hombros.

- ... supongo que... simplemente no quiere estar conmigo. - No pudo evitar sentir un nudo en la garganta al tener que admitirlo.

Taylor lo miró con compasión.

- No te sientas mal. Si es por el juego... quisiera que tú jugaras. Te diré un secreto: Me aburro. Millie cree que vine a buscar el móvil que he "perdido". - Noah rió ligeramente.

El castaño tenía una linda sonrisa. Una tierna y brillante sonrisa.
El pelinegro lo miró, repentinamente sintiendo una extraña curiosidad.

- ¿Quieres jugar conmigo? - le preguntó Taylor al castaño sin apartar su vista de él.

Noah miró hacia abajo, algo sonrojado. Estúpida timidez.

- ¿Seguro que es una buena idea?

El pelinegro tomó un cojín y sin preámbulos se lo lanzó en la cara al castaño. Éste, al advertir el movimiento, intentó protegerse con sus brazos al tiempo que tomaba otro cojín y se lo lanzaba de vuelta a Taylor.

Taylor rió como respuesta. Se acercó a Noah y empezó a hacerle cosquillas en la cintura. El castaño no pudo aguantar una carcajada al tiempo que le devolvía las cosquillas al otro, y éste hacía lo mismo siguiéndole el juego. Así los encontró Millie, cuando decidió ir a ver por qué su novio tardaba tanto.

- ¿¿Qué se supone que están haciendo?? - chilló, molesta. - Taylor, te estaba esperando como una tonta allá abajo y tú aquí jugando... ¡con mi hermano!

- Mi-Millie, él no tiene la culpa...- musitó Noah.

- Tú Cállate, mejor si te vas a tu habitación. - le reprochó la rubia.

- ¡Eres una pesada! - le contestó su hermano antes de irse a su habitación.

Millie intentaba calmarse con la vista un poco baja, pero molesta. Taylor la miraba reflejando nada más que extrañeza, a lo que se limitó a preguntarle:

- ¿Qué carajos fue eso, Millie?

- Mi hermano es un idiota, Déjalo ya.

- Me refería a ti. - dijo él como si fuera muy obvio, esbozando una sonrisa de reproche - Sólo estábamos jugando, ¿qué pasa contigo?

- Se supone que viniste para jugar aquí conmigo, no con él, ¿entiendes?

- Vamos - suspiró Taylor como si de una broma se tratara toda la situación. De hecho, él lo consideraba así - No es nada malo. ¿O no estarás celosa? - agregó riendo.

Millie lo miró con desconfianza y molestia. No le gustaba que Taylor desviara su atención a algo o alguien que no fuera ella misma.

- Como sea. - dijo Taylor disponiéndose a ir de la casa - Cuando pienses mejor y te des cuenta de que no tengo segundas intenciones con nadie, menos con hombres, me llamas. Adiós. - y bajó las escaleras, cruzando luego la puerta que daba a la calle.

Millie se quedó de brazos cruzados, demasiado molesta, aunque tratara de disimularlo para mantener su buena imagen.

No llamó a su novio durante todo el resto del día.

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Este capítulo sí fue más largo xD
¿Qué tal les parece?
Saludos!

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