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Dos años después.

Taylor estaba sentado frente al escritorio, leyendo el extenso libro médico en el que tenía fija su vista. Medicina era una carrera larga y difícil, pero él estaba convencido de que todo su esfuerzo serviría y valdría la pena al final, cuando consiguiera el título.

Millie había repetido el año, por lo que seguía en la escuela secundaria, en el último año, para su mala suerte. Taylor había decidido terminar con su enfermiza relación cuando se dio cuenta de los exagerados celos de su ex-novia. Aún así y todo, el pelinegro que había causado sensación antes de marcharse a la universidad, iba de vez en cuando al edificio de la escuela destinada a los cursos mayores, donde casualmente estaba Millie y también Noah. Éste último había cambiado mucho desde la última vez que intercambiaron algunas palabras, o eso es lo que él había escuchado por los rumores que circulaban entre sus compañeros de clase.

"Casi no puedo reconocer a Noah Waterson", "Vaya que se dio un estirón el imbécil de Waterson", "¿Crees que lograré llamar la atención de Noah?", "Waterson es un chico demasiado problemático en la clase", eran algunos de los comentarios que Taylor escuchaba en la salida del edificio. En cuanto a Millie... algunas veces lo veía y le lanzaba una mirada llena de soberbia y algo de molestia.

Hoy era uno de esos días. El chico de ojos castaños avanzó unas cien páginas del libro y fue al edificio de la escuela secundaria. Millie salió del edificio con su nuevo grupo de amigas, y al ver a Taylor sacudió su cabello rubio en un gesto para nada disimulado. Taylor sólo decidió apartar la vista a un lado. Cuando volvió la mirada a la salida vio a alguien más. Un chico que le resultaba conocido... y a la vez un completo extraño.

Noah Waterson.

El chico también venía acompañado de un par de amigos, con la mochila colgada de un hombro, mostrando cierto aire de superioridad. Su cabello castaño estaba revuelto, y se notaba que había hecho una rutina deportiva. Sus ojos pardos, tiernos y misteriosos, eran lo único que no había cambiado en cierto modo. Las amigas de Millie se quedaron calladas cuando pasó por su lado, evitando un suspiro demasiado evidente. 

Entonces, el castaño advirtió la presencia de Taylor. Claro, el ex novio de su hermana. El hombre por el cual él tuvo que soportar las descontroladas hormonas de Millie en su peor momento. Aún así no le guardaba rencor, si no más bien le tenía especial antipatía a su propia hermana, y le gustaba provocarla siempre que se le presentara la oportunidad...

¡Claro! ¡Su ex-novio! Eso sí que era una buena oportunidad.

Taylor había visto a Noah, pero aún no creía que fuera él. ¿Cómo es que cambió tanto? Nada que ver con el niño delgaducho e indefenso que antes era. Vio que intercambiaba algunas palabras con sus amigos y, sorprendentemente, se dirigía hacia él.

- Hola Taylor - saludó Noah. Su voz también había cambiado, era más o  menos un tono más grave. - ¿Te acuerdas de mí?

- Sí, el hermano de Millie - respondió Taylor, aún algo sorprendido.

- Noah - corrigió él. No le gustaba que lo asociaran con su "hermanita" todo el tiempo. Pero claro, eso había empezado a cambiar.

- Okeey, ¿también quieres que diga tu nombre completo, Noah Waterson? - el ya dicho rió divertido, como cuando hace dos años habían jugado escapando de Millie, en cierta forma.

- Muy gracioso, Taylor - respondió el castaño sonriendo. Su sonrisa se había vuelto más brillante y amplia. Ya no era tierna, si no más bien...
Atractiva.

- Parece que me has quitado el puesto en esta escuela, ¿eh?

- Aún se acuerdan de ti, pero no voy a negar que sí, creo que empiezo a seguir tus pasos - contestó Noah riendo ligeramente.

Millie escuchó dos risas. A ambas las conocía muy bien. Giró la vista hacia donde estaba su ex-novio, ¿y qué vio? A su hermano menor conversando con él como si fueran amigos de toda la vida. Pequeño traidor engreído.
Se dirigió hacia ellos con toda la intención de evitar cualquier tipo de "amistad no deseada entre enemigos".

- Noah, apártate de ése estúpido perdedor y vamos al coche, es un marica. - gruñó la chica, molesta.

Noah frunció el ceño y le dirigió un mirada fulminante a Millie, pero sentía un cosquilleo de satisfacción en sus tripas. Había logrado su propósito, y apenas estaba empezando.

- Ve tú al coche, "princesa", yo seguiré hablando con tu "mejor amigo", o qué, ¿Debería pedirte permiso?

- ¡Soy tu hermana mayor!

- Y yo tu hermano menor, pero vamos, de los dos, ¿quién fue el que pasó de curso?

Millie enrojeció de vergüenza y de ira. Miró de reojo a sus amigas y a algunos curiosos que los miraban. Murmuró algo entre dientes, parecido a una maldición que prefería guardar para sí misma, y se alejó de ahí con paso firme, sin antes decir "ya veremos quién de los dos repite este año" lo suficientemente alto para que Noah la escuchara. Taylor no pudo evitar una sonrisa de pura gracia que le había hecho la reacción de la rubia. El castaño se volvió hacia él triunfante.

- ¿Quién es la idiota ahora? - declaró Noah, haciendo alusión a la conversación que había escuchado tras su puerta hace dos años.

Taylor se quedó algo sorprendido. Éste chico no era el hermano menor de Millie.

Éste chico era el verdadero Noah Waterson.

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