Capítulo 2:

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Eran al rededor de las 10 de la mañana, me levanté por que si no lo hacia iba a explotarme la vejiga, cuando salí del baño vi la notita que Erin me había dejado, decía que iba a comprar, así que iba a estar tranquila por un buen rato. Desayuné, me duché y estaba decidiendo la ropa que iba a ponerme hoy cuando llamaron al timbre, como no había mirilla, tuve que abrir la puerta. Lo primero que pasó por mi me te fue un: Mierda, necesitamos una mirilla.
-Eh...Hola?-dije mirando al chico que estaba apoyado en la pared.
-¿Qué pasa, nunca has visto a un dios griego?- dijo con una sonrisa burlona.
-¿Tú, dios griego, que es eso, se come? ¿Será por lo viejo que eres, verdad?-dije mirándolo de arriba a abajo.
Rueda los ojos. Que arrogante.
-Bueno, a lo que venia, ¿tienes sal?-dijo.
-Mm, no, y para que lo sepas, acabas de interrumpir mi momento zen.-dije seriamente.
-Yo no tengo que darte explicaciones, yo no puedo salir de casa y la necesito.-dijo alzando un poco la voz.
-Para tu información, ya estas fuera de casa, que mas te da bajar a la calle y caminar dos calles para comprarla tu mismo.-dije vacilona.
-Bueno, si no tienes me voy-dijo dándose la vuelta.
-Mi amiga a ido a comprar y no creo que tarde demasiado, si quieres le digo que te compre sal y te la lleve a casa.-le miré.
-Sería todo un detalle de tu parte.-se dio la vuelta y entró en su casa.
-Que borde...-murmuré.
Cerré la puerta, cogí mi teléfono y la llamé.

*Llamada entrante*
-Holaa-dije.
-¿Qué me estas pidiendo ya..?-dice frustrada
-Verás... Es que...El vecino acaba de venir a pedir sal y dice que él no puede salir de casa. Aun que ya estaba fuera.-dije
-Y con eso me quieres decir que...?-
-Que si se la podrías llevar-sonrío al otro lado del teléfono.
-¿Me estas pidiendo que vaya a darle la sal, después de que chocara conmigo y no pidiera perdón alguno?-
-Emm... Si(?)-deseando que aceptase.
-Bfff, vale... Pero esta me la pagas, que no se repita.-dijo maliciosamente.
-Te quiero.-Y cuelgo.
*Llamada finalizada*

Cuando Emery colgó, compre la sal y fui directa hacía el portal. Subí las escaleras y llamé al timbre de casa del vecino.
*Abre la puerta*
-Hola?-dijo él un tanto sorprendido.
-Hola, vengo a traerte la sal que has pedido.-
-Pero...yo no he pedido sal.-parecía extrañado.
-Bueno, perdón.-me giré y me fui.
*Entro en casa*
-Tia, necesitamos una mirilla.-digo señalando a la puerta.
-Si, lo se, lo pensé esta mañana, ya le has dado la sal?-
-¿Segura que era él? No la quería.-
-Pero si esta mañana a...a venido.-dice convencida.
-Al parecer otra le ha dado lo que quería.-empiezo a guardar la compra y le suelto.-¿Pero tu lo has visto?-la miro pícara.
-Sí, joder, si! Me he enamorado de sus ojos!-
-Yo también, ¿Has visto que pelo? Es como un dios griego-
-Si... Eso justo estaba pensando-dijo rápido y flojo.
-¿Perdona?-¿he oído lo que creo?
-¿Eh? ¿Qué? ¡No, nada! Que ahora te ayudo con la compra.-dijo un tanto insegura.
-Ah, vale.-
Después de guardarlo todo, comenzamos a hacer la comida cuando llaman al timbre.
-¿Vas tu o voy yo?-le digo, sabiendo que si me quedo en la cocina quemaré algo.
-Ves tu, que si no va a haber riesgo de incendio.-
-Lo capto-gracias a dios que ha dicho que vaya yo.
*Abro la puerta*
-Oye ¿y mi sal?-
-¿Perdona? Antes me has dicho que no habías pedido sal-
-Puto Ares...-Murmura.
-¿Qué dices?-no llegué a escuchar con certeza, solo se que se estaba cagando en alguien.
-¿Y bueno, me das mi sal ya o entro a por ella?-que borde.
-Si si, ya voy...-dije entrando a por la sal.-Ten, ya tienes tu sal, ahora, puedes irte, son £5,20-dije mientras extendía la mano.
-¿Crees que te la voy a pagar?-
-Es eso o me haces algún favorcillo de vecino, tu verás.-le guiño un ojo.
-Toma, £6 y quédate con el cambio.- y con eso cierra la puerta detrás suyo.
*Cierro la puerta*
-Erin, quien era?-Grita Emery desde la cocina.
-El vecino, que venia por la sal que no quiso antes.-
-Da Fuck?-
-Yo que cojones se.-
Esa misma tarde nos fuimos a la tienda Apple a comprarnos unos ordenadores y luego pasamos de nuevo por la tienda de muebles a por unos pocos mas, ya que seguíamos teniendo la casa medio vacía:
Compramos un sofá, unos escritorios, un mueble para una tele, un microondas, ya que no sabíamos utilizar el horno, una mesa y unas sillas, y unas sillas de escritorio.

*en casa*
-Qué bonita nos está quedando la casa -dije felizmente.
-Yaaaaas - me contestó Emery igual de feliz.
-Vamos a cenar? Tengo hambre... -y cuando nos miramos las dos supimos dónde ir: al santuario.
Volvimos de cenar y nos pusimos a hablar en mi cuarto de cosas varias y cuando nos propusimos dormir, y lo estábamos consiguiendo, pero de repente, como a las 12 de la noche, empezó a sonar una guitarra.
-Me cago en la madre que parió a falete 50 veces! -dijimos al unísono
-Vete a tocar a tu casa!
-Qué mierda hace alguien en la calle tocando la guitarra a esta hora?!
-A parte tu escuchas lo desafinada que esta la guitarra?
Emery y yo nos estábamos cagando en todo, así que decidimos salir al balcón a ver quién era, y resultó que eran los vecinos.
-Hostia tia que tienen la ventana abierta, a ver si nos habrán escuchado..
Yo me salí al balcón a escucharlos y Emery decidió pegar el oído a la pared.
-Tia tia, desde aquí se escucha mejor
-No habrás dado ningún golpe no?
-Que noo...
Y me uní a pegar el oído a la pared.
Estuvimos hasta que dejaron de tocar así, y cuando queríamos dormir de nuevo volvieron otra vez con la música.
-Yo creo que lo hacen a posta.
-Seguro que nos escuchan, da un par de golpes en la pared.
-Como no paren en un rato llamaré a su puerta.
-Vale venga, yo te acompaño.
Llevábamos un rato mas escuchando cuando Emery decidió que era el mejor momento para ir a tocar a su puerta.

Llamamos un par de veces a la puerta y una al timbre y nos abrieron.
-¿Qué coño queréis?-Tenia cara de pocos amigos
-Que te calles la boca y dejes de tocar la guitarra- contestó Emery con el mismo tono de voz
-Lo que quiere decir es que es muy tarde para tocar.-digo.
-Ares ¿Quien es?-dijo otro individuo al final del pasillo.
-Ven y lo verás.-medio gritó a la voz.
-Bueno, tu amigo y tu vais a parar o que?-dijo Emery mirándole mal.
El chico se acercó al umbral de la puerta.
Y las dos nos sorprendimos.
-Creo, que no son amigos, es eso o veo doble.-dije mirándoles a los dos.
-¿Y tu eres?-
-Kyle, su hermano gemelo, ¿tienes algún problema?-dijo completamente serio
-Umh, si...(?) que no paráis de tocar la guitarra.-
-Si por lo menos lo hicierais bien. ¿No habéis escuchado lo desafinada que esta?-dije vacilona
Después de decir eso, nos cerraron la puerta en las narices.
-¿Así que esas tenemos eh...? Pues os vais a cagar.-dijimos al unísono mientras nos mirábamos.
Entramos en casa, vamos a la habitación e ideamos un plan. Ibamos a dar golpes en la pared hasta que vinieran a quejarse... Lo demás iría sobre la marcha. Así que empezamos, estuvimos quizás un par de horas dando golpes hasta que al fin aparecieron. Dejamos la puerta entreabierta, cuando dieron un golpe, la puerta se abrió chirriando y avisándonos de que habían entrado. Emery se escondió en la habitación y yo estaba detrás de la puerta esperando a que entrasen en casa para poder cerrar  y guardar la llave en el bolsillo de las bragas.
-Gracias yaya!-murmuré para mis adentros.

La voz de la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora