Capitulo 2

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–Señorita Harris, ¿podría explicarme el motivo de su comportamiento?– es la cuarta vez que la jefa de estudios me hace la misma pregunta. Después del incidente de la cafetería, la jefa de estudios me cito en su despacho y al rato llego también el tipo con batido de chocolate todavía en el pelo.

–Señora creo que se lo he explicado  suficientes veces como para que se haya echo una mediana idea del "motivo de mi comportamiento"– la señora y el chico que recién me entero que se llama Raúl me miran atónitos por mi respuesta, así que decido decir lo que la señora quiere escuchar— es tan simple como que después de derramar me mi  batido por encima, él se burlo de mi. Yo solo hice lo que me pareció justo en ese momento.

–Tu sentido de la justicia es un poco retorcido ¿no te parece? –exclama el tal Raúl.                                                         
–Tu sentido de lo chistoso es demasiado pésimo– me dirijo a el aun mirando a la jefa de estudios.

–Señora no me gustaría llegar tarde el primer día , ¿puedo irme ya?–lo cierto es que faltar a clase no me podría importar menos, pero mejor estar en una clase llena de gente que me ignora a tener que aguantar mas palabras dirigidas expresamente a mi.

–Esta bien – suspiro resignada la jefa de estudios–No quiero mas peleas ni quejas sobre ustedes dos.

No acabo siquiera de hablar cuando yo ya estaba saliendo por la puerta. Gire el pasillo de la derecha dirección al baño de chicas mientras que el rompecorazones giro hacia el pasillo la izquierda

Entré al baño de las chicas y me pare enfrente del gran espejo. Apoye mis manos en el lavabo dejando correr el agua fría y bañando mi cara con ella. De repente las puertas del baño se abrieron y entraron Ainhoa y Sasha empujando a una chica dentro. Ni siquiera me vieron y se dirigieron al final del baños. Me seque la cara y me repase el pintalabios ignorando su presencia.

–¿Quien te crees que eres? Pretendiendo ser la niña perfecta y modesta – empezó a gritar Ainhoa desde el fondo del baño– solo eres una lunática.

–JA LUNÁTICA – río fuertemente con su risa de hiena Sasha.

– ¿Piensas que por que tu hermano haya muerto eres especial?–al oír eso me pare en seco y voltee a verlas. ¿La chica acaba de perder a su hermano y ellas se burlaban de eso?

La pobre chica comenzó a sollozar y yo simplemente odiaba eso.

–¿Porque en vez de meterte con la gente no te preocupas por que el puton de tu novio se este tirando a alguna en el gimnasio?– al escuchar mi voz, ambas me miraron y yo seguí pintando me los labios.

Ainhoa se hacerco a mi tanto que casi pude notar su fétido aliento en mi nuca.                                             

–¿Quien te crees que eres para hablarme así?– dijo escupiéndome con odio en la nuca mientras hablaba.

–¿Te crees mejor que nosotras idiota?– grito con su estresante voz  Sasha.

–No me creo mejor que vosotras, Se q lo soy. Solo me hace falta no ser una zorra que se dedica a amargar la vida de los que son mejores que ellas mismas – deje de prestarles atención cuando las dos empezaron a a sobrecalentarse intentando ofender me.

– Podéis callaros ya, nada de lo que digáis o hagáis vosotras dos  me afectará en lo mas mínimo– Me dispuse a guardar mis cosas en mi mochila cuando esas dos salieron del baño jurando que no me dejarían así.

Iba a salir cuando una manecita me sujeto de la camisa, me gire y vi a la chica de antes.

–¿Todavía sigues aquí?– salí del baño y ella salio a mis espaldas.                                                                 
–Esto..... gracias– me agradeció tan bajito, en apenas un susurro, que si no hubiese leído el movimiento de sus labios probablemente no me hubiese enterado de lo quería decir

La chica en verdad parecía una muñeca de porcelana. Su pelo rubio corto caía en cascada sobre sus hombros y su piel blanca solo resaltaba aun mas sus ojos negros color carbón.  En cuanto a su cuerpo, era bajita, delgada y vestía ropas claras. No era una belleza exótica pero era una chica muy guapa.

–Lo peor que puedes hacer en ese tipo de situaciones es llorar. No muestres  cuanto te afecta lo que digan. Odio a la gente llorona– sus ojos se abrieron de par en par y se seco con la manga de su camisa los restos de lágrimas en su mejilla.

–Soy Luna, se que es repentino pero, ¿podrías ser mi amiga?– vale, de acuerdo, eso si me pillo por sorpresa.

El hecho de que me lo preguntara de forma tan directa me hizo verla como una cría de 5 años.

–No veo por que no. Mientras no te eches a llorar por cualquier tontería– sus ojos se iluminaron y asintió energéticamente

–No llorare!! Lo juro! Pero... cual es tu nombre?

–¿Mi nombre?– hacia tanto tiempo que alguien no me preguntaba mi nombre... – Soy Elsa.

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