Ésta es una historia sin título aún, no sé cómo referirme a ella puesto que aún está en proceso, enriqueciéndose cada día un poco más con los acontecimientos que se van dando, pero si se me obligaran a llamarlo de alguna forma, probablemente le pondría: Crónicas de un Maestro Novato. Con el pasar de los días, vivencias, revisiones y demás, tanto el título como la historia irán siendo modificadas (sin alterar los hechos tal cual los percibí, exceptuando los nombres para conservar cierto anonimato, por lo cual se usaran apodos que de alguna manera los describan) para deleite o crítica de mis lectores, que no serán otros que mis magníficos alumnos, y uno que otro antojado que quiera saber la historia de éste maestro tan peculiar.
Todo inicia un 12 de Enero de 2016 cerca de las 13 horas. Estaba recostado en mi cama, teniendo un duelo pokémon poco transcendental. Mi madre quien estaba de visita entra a mi habitación.
- Hola mijo, ¿cómo va lo del trabajo?
- Aún nada. Contesté sin despegar ojo de la pantalla.
- Azala está buscando un maestro y le dije que vos estás dispuesto.
- No me interesa, contesté. Al tiempo que ponía cara de asco, pero sin despegar la mirada del bendito duelo.
- ¡Bien mijo! Necesitas empezar a hacer algo.
- No es lo mío. Esa batalla pokémon estaba alcanzado su climax.
- Venite conmigo, solo escucha la propuesta y si no te parece pues le decís que no y ya.
- Espéreme... alcancé a decir mientras daba la estocada final a un pokémon moribundo. ¡Si! Soy un cabronazo, pensé para mí. Poniendo a un lado la consola dije: Esta bien, solo me cambio.
De camino a la casa de Azala, iba pensando en cómo iba a hacer para decirle que no sin sonar muy pesado. Finalmente llegamos, la directora muy alegre y sonriente nos pasó adelante, nomás poner un pie en el jardín y una jauría de french poodles, y un schnauzer apareció para ladrarnos. Entramos a la sala principal y nos acomodaron en los blancos sillones, por su parte, los perros se acomodaron en nuestras piernas. Azala dio inicio a su charla diciéndome el por qué ser maestro es tan bonito, y las múltiples razones por las que debía trabajar en el colegio, tras escucharla por varios minutos le dije: Usted ya me dio toda la información, ahora yo debo decirle algo sobre mí, antes de pensar en contratarme. Para empezar, no me gustan los niños. Y segundo, no soy maestro. Azala se alarmó, no por el hecho de no tener un título de magisterio, sino por el hecho que detestara a los niños. Empezó a cuestionarme de las razones por las que no me gustan. Tras una gran charla me dijo que hiciera la prueba, que llegara los días siguientes al curso de nivelación y que al estar allí entre maestros y alumnos tomara una decisión. No estaba muy convencido de aceptar, pero uno de los hijos mayores de Azala, quien escuchaba la conversación en otra habitación se acercó a interrogarme de cómo sabía yo sobre PNL, me resultó tan agradable la charla que... si accedí a hacer la prueba, fue precisamente por él.
Al día siguiente me levanté temprano y fui al colegio. Finalmente, el hijo pequeño de Azala llegó a por mí y me pidió que lo acompañara mientras él daba sus clases. Al entrar al aula vi un pequeño grupo de niños. Llamaron mi atención tres de ellos. Un niño alto, rubio y delgado (Mikah) que no podía estar en silencio más de un minuto. Una jovencita delgada, rubia de ojos claros (Nina) que hablaba demasiado. Y un tercer niño (Jambo) que se reía de cuanta tontera los otros dos previamente ya mencionados hablaban.
Terminó la clase y pasamos a la siguiente aula, un grupo con menos alumnos que el anterior pero con mayor edad que el anterior. Al entrar sentí un choque de energías, fue totalmente desagradable, los jóvenes, hombres jóvenes puesto que no había ninguna mujer, molestaban demasiado, parecían no tener respeto por nadie, y mantenían una mirada altiva y crítica sobre mi persona. Me senté alejado, no por intimidación, sino para poder definir sus personalidades y pensar la mejor manera de manipularlos. Sin darme cuenta ya había caído en la trampa de Azala. Mientras conscientemente pensaba en retirarme, inconscientemente ya estaba pensando cómo habría de ser darles clases.
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Crónicas de un Maestro Novato
RandomUn día decidí convertirme en profesor, y mi vida se llenó de novelas varias. Odio, amor, peleas, amistades, divisiones, sexo ilícito, drogas, fiestas, secretos, corrupción, dominación y algo de educación.