AHM 2 || Más Allá de los problemas - Harry Styles

Cometiendo Errores

-Puede que no seas pero ya no confío más en nadie y menos en la familia de la que secuestró.

-Una pregunta, ¿por qué no te fijaste que el semáforo estaba en verde? – Señaló al semáforo.

-No me quiero suicidar pero tampoco me esforzaré por vivir-

-¿Te puedo ayudar?

-No necesito ayuda para hacer mis cosas. – Seguí caminando.

-Pero vas a hacer algo sin saber cómo es, créeme yo conozco como es esa vida.

Seguí caminando mientras intentaba ignorarlo.

-Al menos hazlo porque te salvé la vida. – Comentó.

-Me la acabas de arruinar ¿te parece?

-Si entiendo…  soy todo un ruin…

Voltee a verlo. Suspiré.

-Hoy 7pm en el parque que está allí. – Señalé.

- Bien. – Sonrió.

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Regresé al lugar que menos quería ver pero juro que esta será la última vez que vuelva a ver mi hogar. Solo vine a ducharme un poco y buscar ropa buena que no sea escogida por mi madre. Me ajusté unos vaqueros y una brusa (la primera que encontré), no sabía dónde me llevaría pero no me esforzaría por vestirme bien.

Salí con cautela de la casa en camino al parque. Todo estaba oscuro, pasaban pocas personas a mi alrededor pero al menos estaba acompañada por el sonido le la brisa que hacía crujir los árboles que se encontraban en la otra acera donde estaba el parque.

Llegué al parque y pude distinguirlo dentro de la oscuridad.

-Te queda bien el buzo. – Me burlé.

-Ya que estás muy de ánimos, vamos. Coge. – Me entregó un casco.

-No pienso subirme a una motocicleta. – Rechacé el casco.

-Pues piénsalo porque lo harás.

-Es como comprar el ataúd sin saber si vas a morir. – Me quejé.

-¿y no es lo que quieres…? – Alzó una ceja.

Observé el casco que estaba en mis manos y sin pensar más me lo coloqué, me subí en la motocicleta, me agarré de las rendijas que tiene la moto en la parte de atrás.

-Si quieres, te puedes agarrar de mí…

-No, estoy bien así. – Sonreí temerosa.

Él estiró la pierna y jaló una palanca hacia abajo así ocasionando la encendida de la moto, me asuste y solté la bardilla para poderme sujetarme de él.

-¿Qué es lo que estoy haciendo? – Susurré para mí.

-Estás arriesgándote. – Dijo.

-No hables y mira al frente, te mato si muero por tu culpa.

-Ya estaremos muertos así que no vale.

-Entonces te mataré en el otro mundo, no lo dudes.

Carcajeó y miró fijamente el camino obedeciendo por lo que me había dicho.

El viento golpeaba mi rostro haciéndome cerrar lentamente los ojos y quédame apoyada en él. Esto no se veía para nada arriesgado… El miedo fue desapareciendo poco a poco. El aroma varonil en él me hacía sentir segura y no sentir miedo alguno.