Hoy robaremos el banco central. Hemos trabajado toda nuestra vida para aquello. Estamos preparados y completamente capacitados para la misión y las consecuencias que conlleva todo esto. Tú piensas que es fácil, pero no tienes ni idea. Hemos estudiado cada lugar, espacio y centímetro. Cada cifra se encuentra en nuestras cabezas. Todo está mecanizado y totalmente arreglado para el robo del siglo.
Entonces… entro al banco caminando sin ningún remordimiento.
- Buenos días. – saludo a la guapa cajera que no ha dejado de mirarme desde que he empezado a caminar en dirección a ella. - ¿ya abrieron, o he llegado muy temprano?
- No, por supuesto, ya abrimos. – me sonríe. Se pone nerviosa y enseguida se acomoda el cabello tratando de llamar mi atención. Y no pierde el tiempo, lo ha logrado. Tiene un excelente cu.lo y unas caderas deseables.
- Vale. – le digo con una sonrisa. Probablemente sus braguitas ya estén mojadas. Una buena señal.
Camino hacia los asientos de espera. Abro el periódico, que he traído, y finjo leer mientras los trabajadores del banco empiezan a llegar y se instalan en sus puestos de trabajo. Lo siguiente, es la pieza clave.
- ¿Te molesto? – vuelvo a acercarme a la misma cajera. Miro su nombre en la tarjeta metálica que sobresale en su uniforme. - ¿Sara?
- Mnh…- se lo piensa. Probablemente se va a negar primero. - no, claro que no, ¿te puedo ayudar en algo? – me equivoco. Me ha dicho lo contrario, y eso no hace más que ayudarme en lo que estoy planeando.
- Bueno sí, tengo un problema… veras… soy nuevo en la ciudad, acabo de graduarme y mis padres me envían semanalmente dinero a la cuenta bancaria que tengo… el único problema es que no sé cómo retirarlo.
Sara se ríe. Se perfectamente lo que piensa. Que soy un niño recién salido de la secundaria que probablemente ni siquiera ha follado y que necesita de la ayuda de alguien para retirar dinero de su propia cuenta bancaria. Cuanto se equivoca.
- Eso no es problema.
- ¿Me puedes ayudar?
- Te puedo decir lo que tienes que hacer. Que es lo básico.
- Vale, empieza. – le sonrío. Ella no deja de mirarme. Tal vez no se ha tragado el cuento. Me mira de nuevo, algo pasa en sus ojos. Ha entrado en pánico. - ¿todo bien? – le pregunto, pero ella no responde. Al contrario, me coge del brazo y hace que me voltee. Lo que veo a continuación es a tres hombres enmascarados disparando a las cámaras de seguridad. Uno de ellos cierra las puertas del banco, después de a verle disparado al tipo de seguridad – que cae al suelo en el acto-.
El robo, había empezado.
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Hola soy mica, esta mi primer novela, espero que les guste :33