Velación.

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Nos encontrábamos en la sala de velación. En ella se encontraban al menos unos 100 familiares.
Yo ya había dejado de llorar, solamente estaba seria y no podía demostrar ningún sentimiento.
Aún no había visto a mi abuelo en ese ataúd, no me atrevía a mirarlo ahí dentro...
-Nicole, ¿me harías el favor de tomarme una foto cerca de tu abuelo para enviársela a tu tío Ciro que no pudo venir? -dijo mi tío Tomás cerca del ataúd.
- Si, esta bien tío. -contesté yo con tristeza.
-¡Muchas gracias!
-No es nada -dije yo tomando por fin la foto.
-¿Ya lo has observado? -preguntó mi tío Tomás con la cara hacia abajo.
-No, aun no me atrevo a verlo ahí.
-Vamos, sé fuerte, toma mi mano, y veámoslo juntos.
La verdad me sorprendió este acto de mi tío, nosotros no éramos muy unidos, él era hermano de mi abuelo, y vivía lejos de nuestra casa.
-Esta bien -conteste yo un poco insegura.
Nos acercamos al ataúd, yo tome la mano de mi tío muy fuertemente, y logre ver a mi abuelo dormido en ese ataúd...
No podía llorar, me sentía fuerte agarrada del tío Tomás.
-Lo maquillaron un poco mas moreno de lo que es, se ve diferente -mencionó mi tío con cara de tristeza.
-Si, tienes razón.
-Bueno, te dejó, supongo que quieres estar un rato sola -se despidió con un beso, y me soltó la mano.

Al volver a ver el ataúd, y no sentir el apoyo de nadie, mis lágrimas empezaron a salir inmediatamente.
Recordaba cada vez mas cosas, y me seguía destruyendo el saber que ya no iba a poder pasar nuevos momento junto a el.
Ya no aguantaba mas verlo ahí, así que decidí, volver a la silla en la que estaba, ahí ya se encontraban unos primos, así que trate de poner la sola en una esquina para poder llorar sola. Sin embargo, Priscila, una de las primas, se levantó y se sentó a mi lado, agarrando mi mano, y limpiando las lágrimas de mis mejilas.
-Eras su nieta favorita, eso todos los sabíamos, y se fue sabiendo que tu lo amabas.
-Si, lo sé, de sus 3 nietos, fui la que mas lo pudo disfrutar, la que pudo verlo mas, y pudo compartir mas a su lado.
-Si, fuiste muy afortunada, porque él aunque tenia sus problemas, siempre fue un señor muy atento y cuidadoso.

Mi abuelo era alcohólico, tenía una enfermedad en el hígado, y conforme mas tomaba licor, más le afectaba.
Pasaba días sin comer, pero siempre con su botella llena.
Y para empeorar al asunto, dejaba sus pastillas, así que su enfermedad le causaba otros síntomas dificiles.
Llego el momento en que se creo una bacteria, y esta recorrió toda su sangre, hasta que lo llevo a la muerte.

-Sí, fui la que pudo disfrutar mas al mejor abuelo, -dije con una pequeña sonrisa, levantándome de la silla- tengo horas de no comer, voy por un bocadillo, y una pastilla porque no aguanto mi cabeza.
-No puedes dejar de comer, así que por favor, ve.
-Si, tienes razón, voy a tomar un café, y algunas galletas, nos vemos luego.

Caminé hasta donde se encontraba el área de la comida, me serví mi cafe, y agarre las galletas que mi tía Carmen me ofreció.
Me dirigí al lugar donde se encontraban mis familiares mas cercanos, para comer cerca de ellos.
Me senté, y comencé a comer, mientras sentía que mi cabeza iba a explotar.
Termine con la comida, y tome una pastilla, después de esto me quede fija, recordando momentos hermosos al lado de mi abuelo.

Siguieron pasando las horas, llegaron a ser las 2 am, y ya muchos familiares se habían ido, era hora de ir a descansar, mis tíos Omar y Alonso se iba a quedar hasta el amanecer a cuidar el cuerpo de abuelo.
Nos despedimos, y nos fuimos en el auto hacia la casa.
Íbamos todos en silencio, pero la verdad no era algo incómodo.
Llegamos a la casa, yo me adelante a abrir la habitación de mi abuela, ya que me iba a quedar con ella esa noche, y me acosté en la cama, quedándome dormida en un profundo sueño.

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⏰ Última actualización: Sep 01, 2016 ⏰

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