Because you are my home [ 남진 ] Two-shot

2.

" Como a una indefensa flor él le rescató del podrido jardín cuando el invierno cayó sobre ellos. Sus inviernos eran distintos, pero su primavera fue la misma. "

Observé a Namjoon, probablemente le pierda si entro en la casa que antes podía llamar mía, aunque que ya no la sentía de esa manera, pero para esto me fugué, ¿no? Para regresar con Ken... Y Namjoon por fin decidió traerme aunque sé que no esta de acuerdo.

Me miraba serio, como solía mirar a todo el mundo, pero podía notar que estaba nervioso, sus manos temblaban y las hizo apretados puños cerrados tornados blancos por la fuerza con la que los apretaba.

-Lo siento Nam. - Su rostro se destensó tras mis palabras, ahora me miraba decepcionado y por alguna razón me partía el alma. - Yo no quise que...

" La osada flor saltó de su hogar en la palma de aquella mano. Ella miraba hacia arriba mientras caía. "

-Cállate, ya no tiene caso que te disculpes. Entra si es lo que quieres, estaré esperándote abajo media hora, si no bajas en ese tiempo me marcharé y podrás retomar tu anterior vida con tu novio, como querías- Quise responderle, evitar que se marchase, pero se largó del pasillo corriendo. No sé por qué pero sentía que me merecía estos asquerosos sentimientos que me inundaban mientras dejaba de escuchar sus apresurados pasos alejándose de mi.

Miré el pomo de la puerta entreabierta, ahora que estaba tan cerca del que creía mi objetivo dudaba si cumplirlo. Finalmente entré en la silenciosa casa, todas las cosas estaban prácticamente igual los mismos muebles, mismos cuadros, misma distribución. Una chaqueta tirada en el sofá me indicaba que Ken estaba en la casa. En la mesa tres copas de vino casi vacías y un paquete de cigarrillos recién comprado, todo ello justo al lado del jarrón que contenía las rosas que le regalé en su día, estaban secas.

Oí un ruido extraño que provenía de la habitación principal, mi habitación y también de Ken. La emoción acudió a mi al fin y corrí hacia el cuarto, admito que tenía ganas de verle de nuevo, saber si ha cambiado, quería preguntarle tantas cosas. Abrí la puerta y di dos torpes pasos dentro del cuarto, y fue exactamente eso lo peor que pude hacer. Mi novio se encontraba desnudo, rodeado por dos personas en las mismas condiciones que él, un hombre y una mujer. En cuanto me vió sus ojos se abrieron con horror, al igual que sus acompañantes que podían imaginar quién era yo por la reacción de mi... ¿Novio?

" Cruel virus que dejas un triste rastro a tu paso. Contaminas, infectas y no pides perdón.

Ken se levantó de golpe y se puso algo de ropa, el par quedó en shock en la cama, tapados y murmurando cosas que ya me importaban una maldita mierda. Me arrastró fuera del cuarto y cerró la puerta.

-Jin, se puede qué haces aquí, ¿no deberías estar en la prisión?- Estaba alterado, como debería estar yo, ya que acaba de descubrir que mi novio, mi motivo de quebrantar la ley y huir de la cárcel, me estaba siendo infiel.

-Allí es donde te gustaría que estuviese- Me miró sorprendido e intento hablar, pero yo lo hice antes- Así que por eso nunca viniste a visitarme, ni llamaste, ni nada. Eres un traidor de mierda, di mi libertad por ti y a ti no te importó en absoluto.

-No es lo que crees, déjame explicarte- Le callé de un puñetazo que le hizo caer al suelo, llevó su mano a su labio del cual empezaba a salir sangre.

-Y seguro que la mujer con la que estabas aquel día era otra con la que me ponías los cuernos, porque los tengo y enormes. No sabes el asco que me das ahora. Sabes, yo escapé de prisión para volver a tu lado, mi segundo error fue ese- Estaba sorprendido, de mi mismo, porque extrañamente no me sentía todo lo mal que debería para la situación. Fui traicionado por la persona que amaba, incluso desde hace mucho tiempo, y ni siquiera siento que mi corazón se parte, sí estoy enfadado y dolido, porque es injusto que me haya despreciado después de todo lo que he hecho, pero no sentía nada más. Tan solo quería irme de aquí y no volver- Ya me das igual Ken, vuelve adentro o tu visita se enfriará.