No pienso volver

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-No fue tu culpa- dijo para después comenzar a jalar sus cadenas hasta lograr romper dos de ellas.

Las cadenas que ataban sus pies estaban casi junto a la pared así que no tenía movilidad más que en los brazos.

Se sentó en el piso y se pasó una mano por su cabello.

-¿Y tú hermana?- pregunté.

-Nos costó un poco de trabajo romper tus cuerdas, pero después de eso creo que las cosas empeoraron, te encontramos desmayada pero antes de poder ir por ti alguien nos gano, era un hombre de esos. Le pedí a Amber que corriera y que yo te ayudaría, al principio no comprendió pero aún así lo hizo- dice el, supongo que su hermana se llama Amber -Lo que yo no sabía es que otros dos tipos estaban escondidos, nos capturaron a ti y a mí, Amber escapó, se supone que me mataran mañana.

Me lleve las manos a la boca y la otra al pelo que estaba atado en una coleta.

-Hay que escapar- dije un poco más bajo de lo normal -Lo eh hecho tres veces una más no hará el cambio.

El asiente y comienza a jalar las cadenas de sus pies, yo intento con las muñecas pero no puedo, Tyler logra romper una cadena, la cortada que tengo en la palma de mi mano es un retraso para mi.

-No puedo- le digo.

-Voy- dice haciendo un gran esfuerzo logrando romper la última.

-Eres más fuerte de lo que pareces- le digo el sonríe como idiota.

-Claro- dice y vuelve a sonreír, yo río un poco por lo bajo.

-Estúpido, ahora intenta abrir la puerta y lárgate de aquí mientras puedas, al fin a mí no me pueden matar hasta que me digan para que me necesitan.

-Me iría si pudiera pero necesito que salgas para algo- dice -¿Si?

Asiento sin mucha energía y sin comprender. Rompe la cerradura y abre la puerta produciendo un leve chirrido, sale de ahí y empieza a romper la cerradura de mi celda, cuando la rompe entra y comienza a jalar las cadenas que me atan las muñecas.

-En serio eres demasiado fuerte, es casi imposible- el me guiña un ojo y sigue con su trabajo. Al hacer esfuerzo los músculos de sus brazos se acentúan. El llevaba una camisa azul marino sin mangas.

Rompe una y veo cómo sus manos se ponen Rojas por la fuerza puesta. Logra romper la otra y acaba salimos corriendo por el obscuro pasillo hasta que alguien prende una luz, era una trampa.

-Bien Maddison, ¿quién es tu amigo?- me pregunta Max, el sublíder de estos asesinos, a él le gustaba verme sufrir, era un maldito sadico.

-Es...es Armando- miento -Armando Casas.

Maddison, ¿Qué carajo acabas de hacer? ¿Armando Casas?

-Jaja- ríe falsamente Tyler -Que buen chiste, soy Cody Mcfly- por lo menos entendió que no debería decir su nombre.

-Ah, sí- comienza Max con una sonrisa en su rostro- tú eres el chico que estaba cerca de Maddison cuando la encontraron desmayada en el bosque ¿no? Bien Cody, te aseguro que desde ahora tú vida será un infierno ¿les ayudo que pudieran sus cadenas flojas? ¿Salieron así, no?

Se me hacía extraño que pudiéramos romper las cadenas pero ahora se la razón de eso.

Las cadenas rotas aún colgaban de nuestros brazos, Tyler levantó su brazo y le pego con la cadena en el rostro a Max, repitió esto varias veces como si fuera látigos.

Me tomo del brazo y empezamos a correr, ¡Maldito tobillo! Cada paso era un dolor horrible. Corrimos al lado opuesto del pueblo, cuatro tipos salieron corriendo al lado contrario de nosotros, supongo que no se esperaban que corriéramos hacia la nada, ni siquiera yo lo esperaría.

Cada vez el bosque se iba haciendo más denso y me tobillo dolía a más no poder.

-Creo...creo que ya estamos a salvo- dijo Tyler entre jadeos.

-¿Qué haremos acá?- pregunto.

-A unos ochenta kilómetros hay otro pueblo, no creo que podamos caminar tanto pero es nuestra única opción.

Seguimos caminando hasta que vimos algo a lo lejos ¡una cabaña! El cielo ya estaba pintándose de un naranja hermoso, jamás había visto una piedra del sol.

Intenté caminar lo más rápido que pude, Tyler también comenzó a caminar.

Tocamos la puerta y no hubo respuesta, la tocamos por segunda vez y tampoco nadie abrió.

-Última oportunidad- dice Tyler, yo asiento, volvió a tocar.

-Ay, ¡qué desesperados!- gritó alguien detrás de la puerta, parecía viejo -ya voy a abrir espérenme tantito.

Abrió la puerta dejando ver una acogedora chimenea con unos bellos sillones.

Escapando de la realidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora