VII

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De vuelta a su nueva casa Joan se sentía mareada,

empapada de aquella sustancia babosa.

No era consiente de que se dirigía a su casa,

parecía estar dormida,

pero sus músculos despiertos.

"Por dios, ¿Dónde has estado?"

Era su padre al verla entrar,

parecía estar preocupado,

pero Joan no parecía notarlo.

Así que fue hacia las escaleras,

a su habitación,

donde se tiró de panza a dormir.

Al despertar no podía recordar como había vuelto,

ni siquiera aquel lugar terrorífico que visitó ayer,

sólo recordaba aquella promesa.

Se había bañado y ahora estaba desayunando sola,

su padre había ido a conseguir algún trabajo.

Tranquila comiendo su tocino escuchó como la radio que tenía enfrente se prendía

y cambiaba de canales,

hasta que una voz se escuchó.

"Joan..."

La chica se sorprendió,

sus bellos estaban de punta,

pero aún así mantuvo la calma,

porque reconocía esa voz como Eleven.

"¿Estás aquí?"

"Si, enfrente tuyo" Joan entendió que Eleven estaba al lado del radio, tratando de hablar. "Dustin, vives cerca de Dustin, la casa de al lado" Podría escucharse su respiración agitada y unos cuantos gruñidos no humanos. "¡Ve por él!"

Se escuchó un rugido y la radio se apagó,

algo que a Joan le causaba miedo,

porque si Eleven estaba aquí significa que aquella cosa también.

La chica rápidamente agarró su chaqueta y su mochila,

también agarró algunas galletas que habían en la mesada para luego irse hacia la casa de enfrente.

Una vez allí tocó el timbre y una mujer con semblante amigable le atendió.

"Hola, soy su nueva vecina de enfrente, Joan, y quería saludarle, y traerles galletas"

Joan mostró la pequeña canasta de galletas

y la señora sonrió.

"Es un gusto conocerte, Joan. Ven, pasa, tengo un hijo de tu edad que creo que le agradarás" La señora agarró amablemente la canasta y se dirigió a la cocina con Joan siguiéndole. "¡Dustin, baja, amor! ¡Tenemos visitas!"

"¡Ya voy, mamá!"

"En un rato bajará" La mujer regordeta dejó la canasta en una mesada y le indicó asiento a la chica. "Pues, he oído que se mudaron ayer, ¿no?"

"Si, es cierto. Mi padre y yo venimos de Nueva York para tener una vida tranquila"

"Te aseguro que la tendrán, cariño, aquí no hay nada como Nueva York"

"Mamá, ¿quién nos visitó?"

Joan volteó su mirada hacia la de un niño con rulos y gorra,

este le dirigió una sonrisa muy feliz

y la niña pudo darse cuenta que no traía dientes.

"Dustin, ella es Joan, nuestra nueva vecina, viene de Nueva York"

"Cool"

"¿Por qué no vas con ella a la casa de Mike? Seguro se llevará bien con tus amigos"

"De acuerdo, mamá" Dustin le hizo una seña para que le siguiera hasta lo que sería afuera. "Sólo una cosa, ¿te gustan los juegos de rol?"

"No sé jugarlos" El niño suspiró y agarró la bicicleta del suelo, se subió en ella.

"Sube" Joan hizo caso y se colocó a la parte trasera. "¿Al menos haz visto Star Wars?"

"Por supuesto que si"

"Listo, me agradas"

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