El primer golpe fue a los siete cuando me negué a traerle la consola, y admití mi culpa; no debí de haberle desobedecido a mi hermano, un hombre de casi diecisiete años de edad.
Desde entonces he recibido incontables golpes, perdí la cuenta hace tiempo, igual que la pierde una guarra tratando de descifrar a cuántos chicos se ha follado.
Me prometí que nunca ningún hombre me pondría la mano encima a los once años.
Ahora tengo dieciséis y soy puta.
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DOS MENOS UNO
Non-FictionTodo parecía ser ilegal; las drogas, las armas, la prostitución de niñas menores. Todo. © interseccional (2017) Portada: Bodegón con cacharros (1636), Francisco de Zurbarán