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Iba andando en skate ya que, es mi unico medio de transporte. Era un día frío y oscuro como todo lo que me pasa en la vida. Tenia puesto una remera básica negra como toda mi ropa, un Jean azul y unas vans rojas con demasiado uso. Estaba llendo hacia la casa de mi estúpido amigo Rodney John Mullen. Mi mochila realmente estaba pesada, llevaba varias botellas de alcohol y muchos cigarrillos. Esta noche Rod y su hermano Chad tenían planeada hacer una fiesta como todos los benditos viernes. Ya estaba harta de las fiestas de ellos.

Y de repente, pérdida en sus pensamientos Alana Smith se choca con una chica que también andaba en skate.
-¿Qué mierda es lo que te pasa?- dice Alana luego de una fuerte caída contra el borde de la calle.
-Ay, disculpame, te juro que no fue mi intención herirte. ¿Queres que te ayude?- dice está chica de cabello azul.
-Y... que te parece? Me quedo acá que tengo una mejor vista del suelo. Esta divino, ¿Queres venir?-dice ella.
La extraña chica de pelo azul la ayuda a levantarse y le sigue pidiendo disculpas. Al, harta de que le rogue, decide cambiar de tema.
-¿Cómo te llamas?
-Me llamo Karen Jonz, pero prefiero que me llamen Jó.
-Bueno, igual yo mejor te digo... kar.
-No, ni loca me llamas así, por algo digo que me digas Jó.
-Otra razón por la cual te voy a decir Kar.
Se quedaron charlando largo rato en ese borde de la calle. Sentadas, les daba el aire en la cara y les movía el pelo. Alana con su pelo rojo bien enredado como siempre y Karen con su pelo azul bien liso y ordenado.
Alana sentía la necesidad de seguir hablando con ella pero era bastante tarde y Rod le estaba mandando millones de mensajes. Ella no pretendía invitarla a la fiesta, no parecia como si Kar fuera de ese tipo. Pero realmente quería pasar mas rato con esa chica. Se sentía bien, como si pudiera confiar en alguien que conocía hace unas pocas horas. Cosa que ella aprendió claramente eso de no confiar en nadie, uno no sabe lo que cualquiera podría ser capaz de hacer.

*ese chico estaba temblando del miedo, no le caían ya más lágrimas, parecía que se hubiera quedado sin ellas. Tenia la piel pálida con un montón de moretones verdes, rojos, azules, violetas, y cicatrices abiertas con sangre seca dentro. Tenia los ojos inyectados de sangre y ojeras muy oscuras. Ya no podía mirarlo, me sentía culpable de todo lo que había sido obligada, de todo lo que hice y me hicieron. Mientras yo susurraba para mi adentro que todo iba a estar bien alguien entra al cuarto...*

Ya en la fiesta, me había enterado de que kar no tenia hermanos, sus padres estaban separados y su madre vivía en Australia y ella vivía con su padre. Iba a 4to año de la secundaria y tenia un novio llamado Scott que tocaba la guitarra en una banda. Me di cuenta que esta tal kar era realmente habladora, no le había podido responder a casi ninguna de sus preguntas. Ella me había contado prácticamente toda su vida y yo no podía contarle la mía, me sentía como en deuda con ella.

Me dirijo hacia el baño, y antes de ingresar, se aparece Chad y me arrincona contra la puerta. Estaba realmente harta de ese chico, todo el día tratando de que le de bola y debería saber que eso esta claro que no.
-Chad, sabes que te quiero...
-Besar, obvio. Bueno acá estoy nena, todo tuyo. - dijo el interrumpiendome y diciendo algo que no diría ni en sueños.
-Emm, pensando lo bien, ya ni siquiera te quiero. Asíque te corrés estúpido.
-Bueno bueno tranquila mi amor, te dejo ir al baño y después pasas por mi habitación.- dijo Chad quedando realmente mal
-No soy tu amor y tampoco voy a pasar por tu habitación- dije entrando al baño y tratando de olvidarme de todo.

◀Bien Agudo▶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora