Respira, respira, respira.
Cada musculo de mi cuerpo está paralizado, - no sé si una aleta se puede paralizar – en este momento creo que de verdad estoy más loca que... ni siquiera puedo pensar tranquilamente.
No entres en pánico.
Esto tiene que ser un sueño ¡las sirenas no existen!, es tan cómico que la misma persona que hace menos de 24 horas juraba a ver visto una sirena ahora diga que estás no existen.
Tranquila, todo va a estar bien.
Estoy simplemente en estado de shock, no sé qué debo hacer o decir, ni siquiera sé cómo funciona esta aleta, todo está pasando demasiado rápido, espera un segundo... ¡SANTIAGO! Me olvide por completo de él.
Sin pánico.
Analicemos la situación, por un lado Santiago la única otra persona en esta isla – y posiblemente la única cuerda – está perdido, segundo tengo una aleta donde deberían estar mis pies.
PANICO
Olviden la maldita calma esto es una PESADILLA, no entiendo nada de lo que está pasando, estoy al borde de un colapso nervioso, es decir quien no lo estaría en mi lugar TENGO UNA ALETA, me estoy volviendo loca, necesito alguien que me diga que todo va estar bien o que esto es solo un producto de mi imaginación, ¡donde esta Lili cuando la necesito!
Respira, pánico, respira, pánico.
No creo haber estado tan asustada nunca, mis manos tiemblan y mi cabeza da demasiadas vueltas, debo apoyarme en el borde del estanque para sentir algo firme, no sé qué es real y que no, y para colmo Santiago está perdido.
Respira, piensa.
Si hubiera dejado que Santiago se callera solo de ese yate seguramente en este momento estaría en mi habitación de hotel viendo una buena película o leyendo algún libro, en la noche saldría con Lili a algún lugar de la ciudad para comer, definitivamente iría a la ciudad amurallada si no estuviera en esta situación.
- Hola – una voz a mis espaldas hace que me sobresalte y voltee rápidamente. – tranquila, soy amiga. – la misma sirena, SIRENA, que había visto ese día en el mar y en mis últimos sueños está enfrente mío, y me habla.
No pánico, di algo Emily.
- ¿hola? – mi mente sigue en pausa así que es lo único que logro decir.
- Tranquila si, vas a tener un ataque de pánico si no respiras un poco. – Al parecer no vio mi pequeño episodio de hace un momento. – Me llamo Paula y tú ¿eres?
- Soy, soy Emily.
- Genial, es un justo por fin saber tu nombre, por cierto lamento el susto del otro día, solo estaba observando, no pensé que saltarías de esa manera – Sabia que no estaba alucinando, ella solo rio un poco – Muy bien como decía, Dove me envió a ayudarte.
- Espera un momento ¿Dove? ¿Ayudar? Estoy perdida.
- Lo note, tranquila te explicare, Dove es nuestra líder de grupo, por decirlo así.
- ¿Grupo? Es decir que hay más sirenas.
- Claro que hay más, somos 4 en nuestro círculo, Dove, Emma, Isa y yo, pero hay muchas más sirenas, estamos en todos lados.
- Esto es demasiada información para mi cerebro, todo está pasando como un rayo.
- Lo entenderás, solo necesitas tiempo.
- Y vaya que si necesito. – ella ríe un poco
- ¿Sabes usarla? – dijo señalando con sus ojos mi aleta, no le he detallado, el pánico me tenía presa, pero ahora que estoy más tranquila puedo verla con un poco de detalle. Es morada en la cola y mientras sube se va poniendo rosada, tiene algunas perlas cerca de mi cintura, como un cinturón, debo admitir que me gusta, podría acostumbrarme.
- Creo que aún no – dije algo apenada.
- Es fácil solo debes moverla como si nadaras con tus dos pies juntos, muévela lento adelante y atrás, es fácil y más si el don esta en ti.
- ¿El don? – dije mientras me soltaba de la orilla del estanque donde me estado sujetando todo este tiempo y muevo lento la aleta, en verdad no es tan difícil es igual que nadar con piernas.
- Así le decimos a las personas que escoge la luna y el agua para ser parte de ellos.
- Espera ¿hay más persona que se han convertido? Digo igual que... yo.
- No, no igual que tú, pero sí de otras maneras, los guían para que cunden de algún lugar específico o algo así, pero tú eres un caso aparte.
- ¿Qué quieres decir con eso?
- Eso no puedo decirlo, por lo menos no ahora debemos esperar a estar con el resto de las chicas y los guardianes.
- ¿Guardianes?
- Si, no sabes de que te hablo ¿verdad?
- Temo que no, solo sé que tome algo de una copa te vi y después paso esto. – La intriga empezó, guardianes, recuerdo que "eso" dijo algo sobre el guardián, pero aun no entiendo y recuerdo mucho.
- Tranquila pronto todo estará claro – Dice Vee con un tono que logra tranquilizarme un poco. – Los chicos llegaran en cualquier momento y Dove te explicara todo.
Respira.
Estoy llena de miedo, ansiedad y curiosidad, todo revuelto en mi pequeño cuerpo, todo pasa muy rápido y mi cabeza apenas procesa la mitad de la información que ha recibido. Pero tengo una aleta por pies y una amiga –creo- sirena, qué más puedo perder, tampoco es que tenga más opción, no es como que pueda ir muy lejos sola o pueda salir a la tierra a caminar, no sin mis pies.
- ¿Y Santiago? Necesito saber dónde está, que está bien. – Estoy nerviosa y la verdad, aunque no lo soporto me preocupo por el estúpido novio de mi mejor amiga.
- Él vendrá con los chicos.
Supongo que no queda más que esperar un poco, todavía siento como mi corazón late con fuerza y mi respiración algo agitada. No encontrar el sentido a esto, es decir TENGO UNA ALETA, no tiene nada de sentido.
Respira.
Esto definitivamente será algo para contarles a mis futuros hijos.
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Los Secretos del Agua
FantasyLos dos elegidos, los chicos de la profecía, la chica que será parte del agua y el chico que protegerá del ella, han llegado por fin. Portada por: @ValenMarruAlfaro