Poco evidente

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Que Scorpius Malfoy amaba desesperadamente a Rose Granger-Weasley no era un secreto para nadie.
Que la seguía con la mirada en los pasillos y escaleras. Que estaba pendiente de su trabajo en las clases que compartían. Que le había enviado más de un regalo anónimo. Todo eso era de público conocimiento.
Lo que solo Albus sabía era que la chica le daba esperanzas, de una forma muy sutil, a su mejor amigo muerto de amor.
Y no le parecía nada justo. La lista de admiradores de Rose era muuuy larga y muchos de sus miembros eran infinitamente más populares que Scorpius. Rose coqueteaba con todos y cada uno,  lo justo y necesario para mantener su interés. Mientras tanto, gozaba de ser libre, hermosa y (como le gustaba decir al joven Malfoy) brillante, sin compromisos de ninguna clase.
Una tarde de sábado en la que le pareció que el juego se había prolongado demasiado para su gusto, Albus decidió tomar cartas en el asunto. Por eso, con la excusa de buscar algo para comer en las cocinas, dejó a Scorpius en la sala común de Slytherin y corrió para interceptar a Rose que, de acuerdo al Mapa del Merodeador (tomado del escritorio de su padre sin permiso), volvía hacia la torre de Gryffindor después del entrenamiento de quidditch.
Su prima parecía agotada, tenía el cabello hecho un nido y no se tomó nada bien que Albus la arrastrara hasta un aula vacía para hablar de Scorpius.
Su respuesta pretendió ser terminante: - Déjame en paz, Albus, no estoy haciendo nada malo. No me gusta realmente. Solo coqueteo con él. Si a él le agrada, ¿cuál es tu problema?
Albus desató la furia Potter: -Él está enamorado. Desde siempre. Aléjate de él entonces. No te atrevas a lastimarlo. Debería darte vergüenza. Eres cruel, caprichosa y más que superficial, Rose.
La reacción de Rose no era lo que Albus esperaba. Podía lidiar con gritos y golpes. Tal vez hasta enfrentar algún hechizo. Pero nada lo preparó para las lágrimas.

Un Fracasado GenialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora