CAPITULO 1 (Editado)

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Mis ojos cansados y rojos lo buscan en la habitación, el único hombre que no me ha abandonado ahí está acurrucado sobre algunas ropas que deje en el piso mi gato dormitando apaciblemente. Me levanto con la normal flojera matutina. Arrastro mis pies hasta que me conducen a la puerta trato de hacer el menor ruido para no despertar a kao sé que si se levanta mi mañana o mejor dicho media mañana no será tranquila y lo que necesito justo ahora es eso tranquilidad.

Flashazos de la noche anterior regresan a mi mente causándome una acidez y revoltura de estómago, sentía que en cualquier momento podría expulsar incluso mi corazón por la boca, la boca que había sido rechazada hace unas horas por el guapísimo James. Al recordarlo siento como la sangre hace una rápida visita a mi cara, acelerada y un tanto encaprichada voy a la alacena a buscar el alimento de kao y como si el día no fuera lo suficientemente malo recuerdo que anoche se terminó.

Regreso al cuarto y me pongo lo primero que veo, tomo unos pantalones sobre los cuales reposaba el rechoncho gato el cual ya está despierto y maullando como un poseso exigiendo comida, me hago una coleta o un intento de coleta y me calzo mis pantuflas de conejito, las cuales me parecen tan monas con las orejitas y la pequeña nariz con bigotitos. Tomo las llaves del carro y salgo antes de que kao me convenza con su ronroneo de que lo lleve conmigo. Dentro del carro pongo mi estación favorita de radio y subo el volumen al máximo y mientras manejo cantando al ritmo de Pink Floyd me olvidó de todo y de todos especialmente de lo sucedido la noche anterior.

En cuanto llego al súper mercado tengo que apagar la radio pero decidida a mantener mi buen humor le pongo los auriculares a mi celular y sigo mi trayecto escuchando música.

Me encuentro en el pasillo de mascotas teniendo una lucha interna entre comprarle aquel trajecito de calabaza a mi rechoncho minino solo para tomarle una foto o no hacerlo y así salvarme de arañazos y mordidas.

.-Esta muy pequeñito para ti, me llamo Emily, mis amigos me dicen mily pero mi papá me llama carrot porque dice que mi nariz es pequeña y menuda como la de un conejito.

Miro al lugar del cual proviene esa cantarina voz, y me sorprendo al ver a una pequeña y hermosa niña observándome con atención. Volteo a los lados buscando a alguno de sus padres pero no veo a nadie, decido quedarme ahí con ella unos minutos para ver si aparece alguien, capaz y va y le da toda su información a alguien más.

.- Hola mily mi nombre es Kay, el traje no es para mí, es para mí gato. Y tu padre tiene razón eres hermosa y adorable como un conejito, de hecho yo amo los conejitos. Mira mis pantuflas.

Los verdes ojos de la niña se iluminan al instante de verlas

.- ¡Son hermosas! Me encantan, quiero unas así y también quiero un disfraz de calabaza como el de tu gato. Me lo pondría y yo sería la reina calabaza en el mundo de los conejitos y tu podrías ser mi ayudante y mi papá, mmm a mi papá lo pondremos a limpiar y el será nuestro sirviente.

Con que el sirviente, mira que la niña está bien viva.

.- Me parece una gran idea aunque no creo que a tu padre le agrade mucho, por cierto ¿dónde está el? ¿Te has perdido?

Creo que debí haber preguntado eso desde un principio, pero no soy buena en estas cosas.

.- No, él me dijo que lo esperara aquí, él está en la farmacia comprando contones o algo así.

.- ¿Comprando que cariño?

Tenía la esperanza de haber escuchado mal lo que la niña acababa de decir. Digo no tiene nada de malo que el padre compre "contones" pero dejar a la hija para ir a comprarlos pues como que no, que tal si en lugar de ser una dulce chica yo fuera una loca y la secuestro o algo así.

Marry me?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora