IV
La muchacha gris
asoma a mi puerta.
Se acerca y me llama
y no digo nada.
Dibuja sonrisas
con mucha dulzura,
más miro y me olvido
y tampoco digo.
Me quita, me arranca,
me lava mi herida,
suaviza con mimos
el gris de mi vida
más miro y escucho
y el gris me atenaza
y tampoco digo.
Agujas, vendajes,
sondas y goteros,
la sangre, la orina,
mis heces me limpian
y nada me importa;
ya no soy yo misma.
Y sola en mi cama
en el gris de mi vida
dibujo en mi alma
un suave susurro
y ya... nada digo.
Las llagas me matan,
supuran mi carne,
y el pus y la sangre
la herida me abren.
No es roja mi carne,
es gris.
No es roja mi sangre,
es gris.
Es gris porque toda yo,
soy gris...
El gris de mi vida,
gris.
V
Entorno mis ojos
en este momento.
Suspiro en silencio,
y siento en mi frente
la suave caricia
de una mano tibia,
son voces que hablan,
dicen y musitan,
y escucho en silencio
las frases vacías
del miedo...
No hay esperanzas.
No hay más tiempo.
Solo la espera de un gris cierto.
¿Quién nos enseña
a enfrentar este momento,
momento de incertidumbre,
momento incierto,
momento de esperanza eterna
o momentos de miedos?
No hay esperanzas,
no hay más tiempo,
no hay más futuro
y todo es gris.
Mi pensamiento gris,
mi sentimiento gris,
mi esperanza gris,
mi presente...gris,
mi futuro...gris,
mi pasado...
¿Mi pasado?
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GRIS
PoetryEn el crepúsculo de su vida una anciana recuerda como fue su vida y como ésta se tornó gris cuando perdió a su amado. Y en los últimos momentos de su vida, no puede más que anhelarlo, cada vez con más fuerza, cuánto más cerca se encuentra de su fin.