"Somos como aviones de papel; Tan libres y frágiles al mismo tiempo."
Dana Collins.
Una chica simple.
Una chica del montón.
Nate Bass.
Uno de los chicos más populares del instituto.
Dana es una chica bastante tímida.
Nate no es para nada tímido
Dana...
Cuando me despierto, me cuesta unos segundos ajustar mi vista a la luz que entraba por la ventana. Una ventana que tardo un poco en darme cuenta de que no es la mía, de hecho, me asusto un poco al ver que tampoco es mi cuarto, hasta que recuerdo el día anterior y una sonrisa torpe aparece en mi cara al recordar como terminé dejando a Nate que me conociese un poco mas. Intente moverme un poco hasta que me di cuenta de que algo me lo impedía, o mas bien alguien, no puedo evitar rodar los ojos divertida al mirar el brazo de Nate alrededor mío. — Psssss Nate.— Digo en voz baja y no obtengo ningún sonido de su parte. Frunzo el ceño pinchándole el moflete pero este no responde, y lo observo.
Omaigá, ¿Respira al menos?
Abro los ojos moviéndolo del hombro y al ver que ni rechista abro un poco la boca sin saber que hacer.
— ¡NATHANIEL! Omg ¿Estas muerto o que te pasa?— El chico ni se inmuta y acerco mi cara a la suya comprobando que: -Si respiraba. -Soy idiota. -Y Nate iba para marmota pero se quedó en humano.
— Si querías besarme podrías hacerlo cuando estuviese despierto al menos.
Doy un bote alejándome asustada al escucharlo hablar y frunzo los labios.
—No era eso estúpido.— Hago mi máximo esfuerzo por no sonreír al ver la sonrisa de tonto y lo precioso que estaba recién levantado. No es justo que él esté así de guapo nada mas levantarse mientras que yo seguramente parecería la niña del pozo. — Si ya claro, escusas.— Sonríe aun si apartar su brazo y yo levanto una ceja. — Creía que no respirabas, y me había asustado, idiota, mas quisieras tú que te bese. — Creía que eso ya había quedado claro.— Ruedo los ojos intentando incorporarme pero su brazo seguía impidiéndomelo.— Pero apuesto que por lo menos hay una vez en la que has querido besarme. — Pues te equivocas.— Sonrío levantando las cejas sin dejar de mirarlo y esboza una sonrisa como si una idea le hubiera venido a la mente. — ¿Te acuerdas de aquella fiesta? ¿En la que me quedé sin beber solo para no meter la pata contigo y en la que bailamos?
Claro que me acordaba, podía recordar perfectamente ese momento, en el que de verdad creí que besarlo era la mejor idea del mundo. Y como me desilusionó no poder hacerlo y lo estúpida que me sentí.
— Nate.. — No espera, déjame seguir... no era por el hecho de que estuvieras realmente preciosa esa noche Dana, si no por el hecho de que eres de las pocas chicas que creo que aunque sean difíciles de conseguir, se que al final, el simple hecho de tener una amistad con alguien como tú, vale la pena cualquier esfuerzo, sabes que nunca podría forzar nada cuando se trata de ti, por que se que eres diferente, se lo tímida que eres, y lo mal que lo has pasado, pero haces que en cierto modo me sienta a gusto contigo, tú has tenido dificultades con tu familia y has perdido a alguien muy importante, al igual que yo y me gusta que por una vez alguien comprenda eso.— Llevo mi mano a su hombro acariciándolo, sin poder evitar sentir lo mismo que él.— Lo has pasado mal en una relación y yo también he pasado por algo malo en otra. — Nate, lo entiendo, lo entiendo por que lo siento igual.— Le digo con sinceridad pero él evita cruzar su mirada con la mia. — No creo que lo entiendas.— Niega con la cabeza y yo dejo de acariciar su hombro para acariciarle cerca de la mandíbula. Eso parece pillarlo desprevenido por que no tarda nada en levantar la mirada buscando la mía. — Lo entiendo.— Le digo esta vez mirándolo y él se toma unos segundos para mirarme. Segundos que parecen minutos, puedo notar como por primera vez, escanea mi rostro a centímetros de distancia, sin dejarse ninguna parte de él sin mirar, deteniéndose mas tiempo de lo debido en los labios. — Me recuerdas mucho a Sammi.— Dice en un hilo de voz, pero lo suficientemente alto como para que mi corazón se pare por un momento. Lo miro, lo miro, lo miro y lo miro. Simplemente lo miro sin saber que decirle. No se si la sensación que me había causado esa frase era buena o mala, pero os puedo asegurar que ha sacudido cada parte de mi interior. Se que Sammi ha sido muy importante en su vida, primer amor ¿Recordáis lo que se siente? Pues la idea de que yo le recordaba a alguien tan importante, hace que inconscientemente una sensación de alegría se apodere de mi. Aunque eso no se si me gusta. — En la forma en la que te ríes y agachas la mirada como si eso hiciera que te podamos ver menos, o en la forma en la que te sonrojas salvajemente cuando alguien te hace un mínimo cumplido o dicen una frase fuera de tono.— Sonríe mirándome y puedo notar como el calor sube a mis mejillas.— O como cuando intentas ocultar tu sonrojo con el pelo, o lo poco que te gusta destacar, o que te tires el día leyendo, la forma en la que te enfadas y te callas solo por no soltar todo lo que te gustaría decir, porque luego te arrepentirías y te sentirías mal, lo bien que se te da cantar... lo bien que se te da todo en si, eres buena en todo... — ¿Sammi era así? — Si... pero algo mas rota.— No puedo evitar agachar la mirada al escuchar como su voz se volvía mas triste al decir esa frase. — Lo siento. — Esta bien.— Apoya mas su mejilla contra mi mano en señal de que no quería que la apartase, al hacer un mínimo movimiento de intentarlo, a si que empiezo a acariciarla de nuevo.— Tú... eres como una versión mas alegre de ella, más fuerte..— Sonrío mirándolo— Y eso me gusta, de hecho, me encanta. — ¿Eres consciente de todas las cosas que me estas diciendo? ¡Para o mi cara llegará al color de un tomate!— Digo intentando cambiar un poco el animo de la situación. — Ya lo está. Dice sonriendo divertido y yo levanto las cejas con los labios fruncidos alejando mi mano de su mejilla. Pero claro, él es más rápido y la logra atrapar volviendo a dejarla descansar en donde estaba. — Deberíamos desayunar. — Solo estemos así un poco mas, por favor.— Cierra los ojos como si intentara disfrutar del momento. Lo observo y decido mover mi mano, causando que él abra los ojos, pero antes de que pueda rechistar, la muevo hasta su pelo acariciándolo, como muchas veces había tenido la tentación de hacerlo, su pelo perfecto era digno de un anuncio Pantene. Nate se mueve acomodándonos y lo permito acomodar su cabeza en mi pecho quedando yo en una postura mas sentada mientras que él estaba básicamente recostado en mi. — No se tú Dana, pero podría quedarme así para siempre.— Noto como mueve sus brazos hasta quedar abrazado a mi y no puedo evitar reir. — Moriríamos de hambre. — Moriría feliz.
Lo miro sonriendo como una tonta, y le doy un beso en la cabeza sin dejar de acariciarle el pelo.
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Se siente demasiado bien, tan bien, que creo que podría acostumbrarme a ello, Nate Bass, poco a poco, vas ocupando un lugar mas grande en mi corazón y de entre todas las cosas que no sé, hay una que sé con certeza, y es que, tengo miedo.