compañero de clase

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El año no podía ir peor pensé.
primero conocer a un chico engreído y luego resulta ser mi compañero de clase.

-me vas a ignorar toda la clase amor?- pregunta ese tonto. Mientras yo me  hacía la que no escuchaba.

Ya estaba harta de que hiciera cosas para captar mi atención, entonces se me acerco y dijo:

- por cada que me ignores te robare un beso.

Eso me estremeció y cuando mi cerebro captó sus palabras y quise negarme sus labios ya estaban con los míos, no sé que me paso pero le correspondi el beso. Cuando me di cuenta de donde estábamos quise apartarme pero ya era demasiado tarde, al mirar al frente el profesor y todos los compañeros nos estaban mirando fijamente. Yo volví a mirarlo a el quien tenía una sonrrisa burlona. Y cuando pence que nada podía ir peor el profesor comenzó a hablar.

- vallan a detención ahora mismo.-lo mire fijamente y casi con odio. - y no me mire así más bien debería alegrarse de que no voy a llamar a sus padres por el momento.Y ahora largo- dicho eso nos levantamos de nuestros asientos y fuimos a cumplir con el castigo impuesto.

Sólo caminamos un poco en el pasillo ya que la sala de detención estaba muy cerca pero eso no era lo importante en este momento sino que el mejor beso de mi vida había sido con un chico pedante, insoportable que acabo de conocer hace menos de un día.
Entramos en la sala yo me fui a sentar en el último lugar y ese chico en la mesa del profesor.

Luego de como media hora en el que nadie dijo nada comenzó a hablar aunque preferiria que siguiese callado.

- admite que te gustó.- me dijo con un aire de superioridad como si fuera el chico más guapo del Instituto; aunque puede que sea verdad.
que estas diciendo?? Me reprocha mi conciencia por supuesto que no es el chico más lindo. Entonces escuché que alguien volvió a hablarme y salí de mi ensoñación.

- ¿Qué??- pregunté ya que no había escuchado nada de lo que me estaba diciendo.

- que admitas que te gustó el beso- la verdad era que si, pero ni en sueños se lo diría; Asi que decidí ignorarlo.

Mala elección me dije a mi misma ya que recordé lo que me había dicho en el salón de clases sobre ignorarlo.

-creo que ya te había dicho que pasaría cada que me ignorabas-  Me decía mientra se iba acercando cada vez más.

Me paré en seco para tratar de salir de allí pero me abofetee mentalmente, eso le ahorraría trabajo de tener que agacharse. Fui retrocediendo pero choque con la pared entonces levante la mirada hacia ese chico ya que todo el tiempo había estado mirando mis pies y pude ver que tenía una sonrrisa de sexy conquistador.
Y se puso a centímetros de mi y fue entonces que caí en cuenta que no podía articular palabras hasta que le dije:

- no te atrevas - y soltó una carcajada.

- si que me atrevo- dicho eso me tomo de la cintura y pego su cuerpo con el mío para que no pueda noverme.

Lentamente fue acercando su rostro hasta que sus labios se posaron contra los míos, lentamente el beso comenzó a intensificarse cuando puse mis brazos en su nuca atrallendolo más hacía mi si es que eso se podía; entonces estiro un poco mi labio inferior con sus dientes como pidiendo permiso para ingresar su lengua.

Permiso que yo concedi; nuestras lenguas comenzaron a juguetear por toda mi boca y sus manos empezaron a bajar lentamente hacia mis caderas y luego mis muslos. Comencé a sentir que mis pulmones estaban por colapsar por falta de aire  pero decidi aguantar un poco porque si pensé que el otro fue el mejor beso de mi vida estaba más que equivocada. Este es el mejor beso de toda mi maldita vida.
Lentamente nos fuimos separando por falta de aire, pero antes de que pudiera reaccionar ya nos estábamos besando otra vez, pero está vez con más voracidad y desenfreno.
Sentí que me tomaba de un muslo e hizo lo mismo con el otro y me subió a orcojonadas contra él, para no caerme enrede mis piernas en su cintura. Posó su mano en mi trasero estrujandolo pero en ese momento nada importaba; empezó a manosear mi Trasero como se le antojó y cuando creo que ya no tengo control sobre mi cuerpo golpean la puerta y nos separamos muy rápido, por suerte que era un alumno el que había ingresado y no un maestro aunque antes de que entrase nosotros ya estábamos sentados el diferentes mesas;  seguro se a dado cuenta, aunque tratemos de negarlo ya que los labios de Ian estaban más que hinchados y de un rojo carmesí intenso, no quiero ni imaginar como están los míos.

Involuntariamente lleve mis manos a mis labios; lo mire y luego el también me miró y al percatarse de lo que hice me guiño un ojo.
Rode los ojos. Y escuche como rompía en una carcajada limpia.

El Chico De Al LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora