CAPITULO 2

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Luna.

Volví a casa después de unas horas, necesitaba pensar en lo que había pasado en el bar con Nate. Había llegado a la conclusión de que verlo después de tanto tiempo, había re abierto emociones y heridas que llevaba ocultas en el alma.

Aparte no creía que él hubiese venido para quedarse, seguro estaba de visita. Lo que más me molestaba, era que después de tantos años, el regresaba al pueblo y ni siquiera había intentado comunicarse conmigo. Alejé esos pensamientos de mi cabeza y volví a casa más tranquila, yo no era una chica débil, al contrario, era fuerte y ruda.

Cuando eres capaz que, de guardar tus sentimientos en lo más profundo de tu alma, es cuando te das cuenta que fue lo mejor que puedes haber hecho. Ya que, si te permites ser débil solo un momento, terminaras seguramente lastimada y en el mayor de los casos con un corazón roto.

Soy Luna Bauer, la hija de Jack Bauer, el Alfa de la manada, todas las chicas del pueblo me envidian y los hombres mueren por que les preste un poco de atención.

Pueden pensar que soy un poco fría, egoísta y presumida. Pero ¿Qué más da? La vida me enseño, que la muestra de debilidad es nuestro talón de Aquiles, frente a nuestros enemigos y yo no podía permitirme ser débil, no siendo la hija de un alfa, debía mantener una reputación y llenar de orgullo nuestro apellido.

Con las únicas personas, con las me permito bajar la guardia, son con mi familia. Ellos son mi mundo, mis pilares, son los únicos que siempre estarán para mí, pase lo que pase.

La familia es sagrada.

Escucho que tocan la puerta de mi habitación y grito - ¡Esta abierta!

Mi padre entra ceñudo por ella, es increíble como él puede hacer ver una puerta pequeña, ante su tamaño. Él es temperamental, justo y el más fuerte de todos. Nadie nunca pudo vencerle, ni lo vencerá y por eso es la persona que más admiro.

Es súper posesivo con las mujeres de su vida, que somos mi madre, mi hermana pequeña y yo. Cualquier hombre que muestre segundas intenciones con cualquiera de nosotras, es hombre muerto.

No solo tengo que lidiar con los celos de mi padre, sino también con los de mis hermanos mayores.

- ¿Puedo pasar?

- ¿Ya estas adentro no? - dije enarcando una ceja.

El me miro con una advertencia en sus ojos- Tienes razón, no necesito tu permiso, esta es mi casa, a fin de cuentas.

Puse los ojos en blanco ante su comentario machista- ¿tengo que recordarte hija, que lo que acabas de hacer es una falta grave de educación?

- ¡Por favor papa! Ya no soy una niña pequeña -dije exasperada.

-Eso es lo que me temo-susurro por lo bajo, pero yo lo escuche. Luego se sentó en el borde de la cama y se quedó en silencio un segundo. Me preocupe al verlo tan pensativo, eso no era normal en él.

- ¿Qué pasa papi? - dije esta vez, cambiando mi tono altanero, por uno más dulce.

El me miro y sonrió ante mi apelativo- hace mucho tiempo que no me llamabas así.

Me quede en silencio, tenía razón y yo ni sabia porque había dejado de hacerlo, solo que un día no me salió más decirle papi, sino solo papa.

- ¿Que paso hoy en el Café de mama Luna?

Me tense ante su pregunta ¡Mierda! Tenia que inventarme una excusa rápida.

-Nada- dije tratando de sonar indiferente.

El frunció el ceño- no me mientas, soy tu padre y se perfectamente cuando me mientes y cuando no- reprocho.

¡Ay! Los padres y su don para saberlo. Nunca entendí como siempre él y mi madre lo sabían todo, nunca habíamos podido ocultar lo que nos pasaba, porque ellos ya lo sabían de ante mano. Es como si tuvieran un detector de mentiras insertados en sus cabezas. Cuando era mas chica sospechaba que nos habían puesto cámaras y micrófonos y por eso sabían todos, me acuerdo que di vuelta la casa buscándolos, pero no encontré nada, solo un lindo castigo por tres semanas.

-Luna estoy esperando...

Resople exageradamente y el me miro mal - ¡Esta bien! -levante los brazos en señal de derrota- me enojo verlo a Nate ahí.

La sola mención de su nombre me producía escalofríos.

- ¿Y eso por qué? -dijo mirándome serio y tenso.

¿No entendía que era vergonzoso hablar de estos temas con él? ¿acaso una chica no podía guardar su intimidad?

-El me abandono ¿recuerdas? - mi pecho se oprimió ante el recuerdo de ese día- solo me indigno ver que se atrevía a volver a pisar mi territorio como si fuera el amo y señor- gruñí.

Mi padre largo una carcajada- ¿tu territorio? - dijo enarcando una ceja.

-Bien, el nuestro- dije exasperada, no iba a decir el suyo, soy su hija, también era mío.

El negó divertido y un poco más relajado- ¿y a donde fuiste luego?

- A correr necesitaba drenar mi ira, antes de que le arrancara los brazos, digo lo moliera golpes- dije tratando de sonar convincente y que no se diera cuenta que en realidad hui como una cobarde, porque estaba celosa y no lo pude disimular.

El asintió - sabes que no me gusta que te alejes mucho, sino llevas un escolta es...

-Peligroso, ya se- dije irritada.

El revoleo los ojos y yo lo imite- ¿sabes que lo que acabas de hacer es una falta grave de educación?

El escondió una sonrisa, lo sé es mi padre y lo conozco bien- soy tu padre, nadie me manda, yo hago mis propias reglas.

-Si claro-sonreí con malicia-a mí me parece que Rose Bauer no piensa lo mismo. Es más, me parece que ella le tiene bien sujeta la correa, Alfa-mire mis uñas divertidas ante su expresión.

El me miro con horror y yo me reí a carcajadas- no vuelvas a repetir eso y menos fuera de esta casa, eso me desautorizaría-gruño.

Me limpie las lágrimas de la cara, por tanto, reírme y palmee su hombro- este bien viejo...

- ¡LUNA BAUER! -gruño.

-Está bien papi -repetí como cuando era niña y nos querían enseñar una lección.

Él se pasó la mano por el cabello y me miro serio, con esa preocupación alarmante en los ojos- Luna tengo que pedirte algo y debes cumplirlo, sin objeciones.

Sabía que su "pedir" en realidad era sinónimo de "ordenar", pero mi mama lo había censurado con esa palabra, porque decía que no era nada educado ir ordenando de acá para allá como si él fuera un rey y nosotros sus sirvientes.

-Si- respondí, estaba segura de que lo que me iba a prohibir era volver a salir sola o sin escolta, pero no fue eso.

Se puso serio y su mirada me dio escalofríos -Aléjate de Nate Samuelson...

AMOR A DESTIEMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora