Esas semanas todo fué bien, pero ahí fue cuando la empezamos a cagar.
Ahí la indecisión empezó a jugar con nuestras mentes y la desconfianza y tristeza empezó a tomar venganza.
Yo no lo sabía, pero te estaba perdiendo lentamente...y te juro, te juro que de haberlo sabido hubiera movido cielo y tierra para que te quedaras.