Grimmauld Place N° 12 estaba con las luces encendidas. Eran las 9 de la noche y la música estaba a mitad de tono. El dueño de casa –Severus Snape– bajaba tranquilamente las escaleras junto con Mía, su hija de 15 años y Jack, su pequeño de 10. Más atrás, Lily, el amor de su vida y esposa desde hacían 20 años.
Cuando James Potter, padre de Harry, murió producto de un infarto cuando el pequeño Potter solo tenía 1 año de vida, Lily sintió la necesidad de ir al psicólogo. Ahí, en la consulta privada estaba Severus Snape, su amigo de la infancia y que por culpa de James, tuvo que alejar. Luego de salir por dos años, Snape le pidió matrimonio, adoptando de inmediato a Harry –a quien adoraba– aunque dejándole su apellido original, combinándolo, por decisión de Harry, como Potter-Snape Evans.
Severus amaba a su familia; Harry era su orgullo, Mía era su adoración, Jack era su reflejo y Lily... oh Lily, sin ella no podría vivir.
― Apresúrate, amor... dejemos a Harry solo aquí, triste y abandonado el día de su fiesta de cumpleaños― dijo sonriendo.
Harry salía de la cocina. Era un muchacho alto, de cabello negro desordenado y ojos verdes–igual que los de su madre–. Se acercó a su padre, el único papá que conoció, y lo abrazó con cariño. Snape sonrió, agitó aún más el cabello de su.
― Mañana iremos a celebrar en familia, mi escritor― dijo Snape besando la cabeza de su hijo, quien era más bajo que él.
― Gracias por esto, papá. De verdad, quería hace mucho tiempo hacer una fiesta
― Dale las gracias a tu madre, que nos dio permiso― dijo sonriendo y guiñándole el ojo a su mujer, quien rodó los ojos y besó la cabeza de su hija.
― Vámonos. La abuela Rose nos espera― dijo mientras Mía abrazaba a Harry.
― Feliz cumpleaños, hermanito― dijo la niña con voz dulce.
― Es mañana...― dijo Harry riendo
― Entonces a las 12 te envío un texto. Por lo que me contaste, Lord Voldemort no dejará que se escuche nada más
― ¿Quién es ese tal lord... no sé qué?― preguntó Lily confundida; no quería que un desconocido entrara a su casa.
― Es un DJ, amor― dijo Snape abrazándola y besando su cabeza.
― ¿Por qué no me puedo quedar con mi hermano?― preguntó Jack haciendo un puchero mientras Harry le besaba la cabeza
― Porque es solo para chicos grandes... cuando cumplas 18, te haré yo mismo una fiesta, lo prometo― dijo el chico de 24 años
― Vamos. Apurémonos, cuídate Harry, y cuida la casa
― Sí, papá― dijo el muchacho recibiendo un abrazo y un beso de su madre.
Su familia era lo que más amaba... cuando sintió el auto partir, corrió a la cocina y sacó todo lo necesario. El timbre sonó. Su mejor amiga había llegado. Abrió la puerta y una pelirroja, tan blanca como el papel, estaba en la puerta.
― ¡Ginny!― dijo Harry abrazándola. Ginny se empinó y besó sus labios.
― Hola cariño, feliz cumpleaños― dijo sonriendo― ¿cómo te has sentido?― preguntó la pelirroja.
― Bien... ¿ayúdame a ordenar todo esto? Los chicos llegarán pronto― dijo Harry entusiasta, moviendo un sillón.
― ¡Ja! Pues Draco me acaba de enviar un texto diciendo que Luna estaba peinando a Hermione desde ya un rato― dijo riendo.
― Tenemos mucho tiempo, entonces― dijo riendo
Eran las diez de la noche y Draco estacionaba el automóvil frente a la casa de Harry. Era el único que andaba en coche, pues no le gustaba beber mucho, salvo cuando estaba triste por algún pretendiente aceptado por Hermione.
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Friend Zone
HumorEnamorarse no es el problema... el problema es cuando lo haces de tu Best Friend Forever, quien te tiene en la más horrorosa de las Friend zones ¡Pobre Draco!