Parte II Codicia

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Él siempre susurraba en los callejones y caminaba en las noches de luna llena , esperando al desamparado ser que cayera en sus garras ; ellos venían solos uno tras otro cansados de su vida y listos para ser envueltos en el placer de su codicia .

Él nunca decía no, siempre sonreía y se transformaba según le fuera conveniente , en las noches de melancolía esperaba a las damas como un caballero y en las tardes de sobriedad su cuerpo era curvilíneo, delgado y excesivamente embriagante para los caballeros .

Siempre supo que esos seres eran mares de deseos , unos más interesantes que otros , pero la mayoría eran clichés que él admiraba , no obstante la regla siempre fue clara un deseo por mortal , ni más ni menos , pero ellos eran codiciosos , siempre deseosos de más a tal grado que intentaban engañarlo pero él no era tonto , los años le habían enseñado tanto, que se ahogaba en su propio conocimiento.

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