Capítulo 02

1.2K 135 54
                                    


* * *

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

* * *









Escuché unos pasos que se dirigían hacia mí. Me giré para verle y era él quién había sonreído al notar que lo observaba. Traía en su mano derecha un pequeño plato hondo con agua caliente ya que su vapor se podía ver a simple vista; y en su mano izquierda un trapo blanco. Se agachó frente a mí para estar a la altura de mi rodilla lastimada. Sonreí. Humedeció el pequeño trapo con agua y pude sentir ese doloroso contacto con este y mi herida. No evité quejarme siseando entre dientes mientras cerraba mis ojos.

—Tranquila —dijo él y lo miré—, todo estará bien.

Sonreí. De ahí sacó de su bolsillo una pequeña venda, tamaño de un pulgar, donde la pegó sobre mi pequeña lastimadura. Ya podía sentirme bien, gracias a él. Deslicé mi mano sobre mi rodilla y sonreí al verificar que ya no había dolor, que este mismo cesó gracias a Michael. Él se puso de pie y fue a guardar las cosas que había traído. Era mi mejor amigo quien estaba conmigo a cada momento, y nunca había tenido presente su ausencia en aquellos segundos en donde necesitaba un compañero. Regresó nuevamente y se sentó a mi lado. Era el momento, quería saber que sucedía entre Sarah y él, debía preguntarle para saberlo porque otra forma no había.

Él suspiró mientras miraba hacia abajo, sus labios comenzaban a caerse al igual que su profunda mirada. Era como si supiera que en ese momento le iba a preguntar sobre «ella». Y si era así, ese presentimiento suyo estaba plenamente en lo cierto.

—Michael —susurré para llamar su atención y posé mi mano sobre la suya.

Él me miró. Sus ojos brillaban, sus pupilas estaba muy dilatadas por la oscuridad del lugar. Sus ojos reflejaban tristeza. Estos mismos lo delataban totalmente, delataba lo que sentía su corazón. Estaba triste. Acaricié su mano suavemente para tranquilizarlo; su mirada era de completa tristeza.

—¿Qué sucede? —susurré—, ¿qué pasó en esa llamada?

Y ahí fue cuando pensé que quería responderme, pero pareciese que algo se formó en su garganta que lo trababa, que no le permitía hablar y expresarse. Guardó silencio. Alejó su mano de la mía la cual estaba encimada sobre la suya y la posó sobre la mía. Bajó la mirada nuevamente. Ese silencio me estaba carcomiendo por dentro, como si sólo esos segundos de silencio entre sus labios, fueran pequeñas pirañas que devoraban todo mi ser. Le quería mucho y me preocupaba por él.

—_____, me cuesta decirlo con tan sólo recordar todas esas palabras que me fueron dichas por teléfono. E... imágenes.

—¿Imágenes?

Quédate conmigo © | Michael JacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora