FINAL

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— Esto es de...— no termine de hablar cuando se abalanzaron sobre mi, el cuerpo rígido, frio y sin vida confirmaban que era la muñeca que me acababa de dar Akari, la fuerza que hacia sobre mi pecho no me dejaba levantar era impresionante para un cuerpo tan pequeño, la sujete del pie y la avente hacia la pared, me levante lo mas rápido que pude y cuando estaba a punto de llagar al sofá para despertar a Akari un dolor me hizo caer de bruces al suelo, parte del suelo estaba lleno de sangre al igual que mi pierna, la muñeca apareció con unas tijeras en la mano derecha y en la otra el cuerpo del conejo de peluche, que en el lugar de tener la cabeza tenía un cuchillo de grandes dimensiones empapado de sangre, me arrastre por el suelo para llegar donde Akari yacía dormida. Al llegar le moví la pierna con brusquedad para que despertase pero no se inmuto lo volví a repetir para ver si funcionaba, luego de aquellos intentos fallidos decidí acercarme y para mi sorpresa mitad del rostro de Akari estaba desfigurado y con un gran corte en la boca, los globos oculares cambiados a unos de cristal negros como el carbón sus uñas sacadas y su abdomen entre abierto con parte de viseras colgando del sofá que ahora estaba teñido con un tono carmesí.

— A-Akari...— dije entre sollozos tirada en el suelo mientras me abrazaba a mi misma. — Yo...no quería que pasara esto... ¿Por qué? ¿por qué?¡¿por qué?!

— Fufufu, la niña está ¿llorando?, no me hagas reír, ¿sabes cuánto tiempo he llorado yo? — resonó la voz por todo el salón

— Quien...ugh — una patada me dio en el rostro haciéndome escupir sangre, pero no había nadie.

— No me digas que no te acuerdas de mí...éramos como uña y carne, siempre jugábamos en el jardín de aquí por allá, nos contábamos secretos. — La silueta de una mujer se hizo presente al igual que el olor a café, era la dependienta de la cafetería, mi mente se comenzó a nublar y recuerdos comenzaron a invadirla. 

(...)

Recuerdo la primera vez que nos mudamos de casa, era pequeña y no podía estar quieta en un solo lugar.

Al llegar al que sería mi nuevo hogar me pareció fantástico, se veía muy grande y espaciosa, lo primero que hice al salir del coche en el que había ido todo el trayecto con mis padres fue correr hacia la entrada para que abrieran la puerta, mi padre al darse cuenta de mi impaciencia por entrar se dirigió a abrirla. Detrás de la puerta se encontraba un bonito parque de madera dejando ver parte de la cocina de fondo y las escaleras que estaban ubicadas hacia la derecha que te llevaban al segundo piso, también se podía percibir el aroma a café, mi padre me dijo que podía ser que no estuviera bien ventilada y que los antiguos dueños antes de irse se hicieron un café y por eso el olor, me adentre hacía la casa curioseando todo lo que veía, cuando termine mi expedición por la primera planta subí a por la segunda, en esta había más habitaciones y un pequeño almacén. Mi vista se poso en una muñeca tirada en la habitación principal, al recogerla vi que tenia parte de la cara destrozada y el vestido sucio y lleno de polvo, esa muñeca era vieja y estaba rota pero me gusto no sé si por mantener un recuerdo de la antigua familia o un simple capricho mío, mi madre me dijo que al terminar de inspeccionar la casa que fuera a desempacar el equipaje y ordenar mi nueva habitación.

(...)

Había pasado un mes desde la mudanza, tenia nuevos compañeros en la escuela, pero tenía alguien con quien pasaba el rato todos los días, la conocí un día después de mudarme, ella estaba jugando en el jardín con la muñeca que había encontrado en la habitación, me acerque para preguntarle porque estaba sola en el jardín y de donde había sacado la muñeca ya que si mal no recuerdo yo la había dejado en la mesita de noche sentada, ella simplemente siguió jugando con la muñeca ignorando mi pregunta, me irrito que me ignorara y que encima hubiera cogido mi muñeca sin permiso, le volví a repetir la pregunta con un tono firme y seguro, ella paro de jugar para verme a los ojos, sus ojos eran oscuros con lagrimas cayendo por sus mejillas y una gran herida en la boca, me sorprendió mucho y intente correr hacía donde estaba mi madre pero ella me agarro del brazo negando con la cabeza aun con lagrimas en los ojos susurro "no me dejes sola", mi corazón paso de estar acelerado por el miedo a estar conmovido por aquellas palabras, me quede con ella jugando horas hasta que oscureció y cuando mi padre me llamó para que entrara a cenar, yo le pregunte a Mei si no se iba a su casa a lo que ella contestó "esta es mi casa" no entendía aquella respuesta y le pregunte confusa, Mei me comenzó a contar su historia mientras yo escuchaba con atención cada palabra que salía de su boca, al acabar de contármela me dijo que le prometiera que no la dejaría sola como su familia yo simplemente asentí y se lo prometí.

Mi padre se había molestado un poco por no haberle hecho caso la primera vez que me llamo a cenar pero no me importo por que siempre se le pasaba, pase la noche en vela recordando la horrible historia de Mei, ¿Quién encerraba a su propia hija contra su voluntad y la maltrataba hasta el extremo de matarla?¿Quien abusaba de un ser indefenso que tenía apenas fuerza y le obligaba a comer objetos indigeribles haciendo que se le desgarrara la garganta y parte de los intestinos haciéndola vomitar sangre?, no acababa de entender que gente así pudiera existir en el mundo al igual que no entendía que era abusar de alguien, cuando fui creciendo lo entendía y era muy doloroso ver como Mei sollozaba por las noches yo simplemente le decía que iba a estar con ella siempre y luego le abrazaba hasta que su llanto cesaba.

A medida que iba creciendo pasaba menos tiempo con Mei y por eso se enfadaba, sus cicatrices habían desaparecido y sus preciosos ojos verdes se podían ver...

Mis padres se preguntaban quien era esa tal Mei y que porque nunca la habían visto si se suponía que jugaba conmigo en el jardín y dormíamos juntas en mi habitación, mis compañeros eran igual o peores que ellos ya que se burlaban de mi y de Mei diciendo que no existía y que estaba loca, solo porque no la pudiesen ver no significaba que no existiera.

— ¿Mei?

— Veo que me recuerdas, prometiste que siempre estaríamos juntas y que no me dejarías como lo hicieron ellos...—Escupió esas palabras con desagrado que me llenaron el corazón de un dolor y una tristeza inmensa, no podía creer que se me olvidara alguien tan importante.

— Yo...realmente lo siento. — dije mirando hacía donde se encontraba ella

— ¿No crees que ya es demasiado tarde para arrepentirte? he pasado años buscándote y no pienso dejarte ir de nuevo, estaremos juntas por siempre.

— Pero tú estás muerta...

— ¡Lose! — Grito. — Pero tú también lo estarás. — dijo con una risa formándose en su cara mientras sacaba un hilo fino de hierro y se acercaba a mí. Luche desesperadamente con las pocas fuerzas que tenia, el hilo de hierro que ejercía presión sobre mi cuello dificultaba el paso de aire y la mirada penetrante de los ojos verdes de Mei me hacían sentir culpable de algún modo, solo acepte el destino que tenía previsto cerrando por última vez los ojos y volviendo al pasado descubriendo la razón por la que me olvide de ella.

Todo empezó con la preocupación de mis padres por saber con quien hablaba tanto si no había nadie, me llevaron a un psicólogo donde decía que tenía una amiga imaginaria les pidió a mis padres que me dieran tiempo que con los tratamientos que me proporcionaban no volvería a ver a Mei.

Lagrimas cayeron por mi mejilla lo raro era que no eran mías sino de Mei que lloraba como cuando éramos pequeñas.

—No llores...—dije limpiando su mejilla antes de perder el conocimiento ycaer en un abismo .  

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MUCHAS GRACIAS POR LLEGAR HASTA AQUÍ, ESPERO QUE LES GUSTE EL FINAL.

VOTEN Y COMENTEN :D 

-MARIA

Tekubi | ONE SHOOT |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora