Azul celeste

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Abro mis ojos que se sienten aun pesados, acostumbrándome a los pequeños rayos de luz que se cuelan a través de las finas cortinas. Oigo el dulce cantar de las aves y me aferro aún más al suave, esponjoso y enorme oso azul celeste de aroma dulzón que nunca había visto en mi vida y... Esperen ¿ Y este hermoso y apapachable  intruso?

Me levanto de golpe ,recelosa, inspeccionando toda la habitación. Bolsas de tiendas en el suelo, escritorio y sofá. Tomo una especie de vara/palillo chino de mi porta lápices que esta en mi mesa de noche y pincho el oso, comprobando que no es ninguna bomba ni nada por el estilo.

Me acerco más a el y observo una nota pegada en su pansa de osito – ¡¡Ay es que es la cosha más irreshistible!!–

Para mi princesa, con amor y cariño...

Con amor y cariño ¿de..?

Dos toques en la puerta me alertan y me tumbo en la cama enrollando mi cuerpo como bolita con las sabanas y haciéndome la dormida.

Abren y cierran la puerta con cuidado y cierro los ojos al sentir que la cama se hunde a mi lado quedando de espaldas al intruso.

— Se que estas despierta, gruñona— susurra en mi oído la voz que he esperado escuchar todo este tiempo —

Me levanto estilo vampiro que sale del sarcófago, quitando las sabanas que cubren mi rostro para observar la sonrisa más hermosa que he visto en toda mi vida.

— Papá...— suelto en un susurro observándolo perpleja.

— El mismo que viste y calza —

Después de breves segundos de quedar shockeada, me abalanzo hacia el enrollando mis brazos alrededor de su cuello en un abrazo, que le sorprende por completo pues tarda un poco en responder.

— No puedo creer que este aquí— aspiro el olor de su colonia y suelto un suspiro — pero para comprobarlo...

— ¡Auch!— se queja del pellizco en su brazo —

Suelto una carcajada— ¡Huy, pero que llorón!— me sigo burlando mientras  finge estar molesto, hasta que sonríe de lado mirándome extraño.

— Estas muy hermosa — acuna mi cara en sus manos de manera dulce.

— Tengo de quien sacar mi encanto — muevo mis cejas de forma seductora haciéndolo reír —

— Y grande... Aunque eso parece imposible al tener la estatura de un elfo — suelta en mofa.

Mi boca forma una gran “ o ”. Aparto sus manos de un manotazo y cruzo mis brazos fulminándolo con la mirada. Al parecer le da más gracia mi gesto, ya que suelta sonoras carcajadas a diestra y siniestra. Ruedo los ojos fastidiada.

—Para que ir al colegio a aguantar  payasos  si tengo un padre que interpreta bien el papel—  susurro irónica pero lo suficientemente alto para que escuche—

— ¡Hey!— entrecierra sus ojos.

—¿ Y porque has llegado antes? Pensé que te veríamos dentro de tres meses—  desvío la conversación antes de que empiece con su papel de drama queen. Empiezo a juguetear con mis dedos esperando la respuesta.

— Bueno. He tomado una importante decisión— se sienta a mi lado. Me acomodo quedando frente a el con mis piernas en forma de indio. Le hago un ademán con mi cabeza para que sepa que tiene mi atención — Había  estado pensando desde hace mucho tiempo que no comparto lo suficiente con mi familia  estando casi al otro lado del país. He estado demasiado tiempo apartado de ustedes, y se que eso a tenido consecuencias... — me mira fijamente. Bajo mi rostro sabiendo que se refiere a mi. El toma mi mentón haciendo que eleve la vista — muy grandes consecuencias. Siempre fui ciego, y creí que necesitaba trabajar todo el tiempo para que ustedes pudiesen tener un gran futuro y no les faltase nada. Pero me equivoque. Ustedes me necesitaban aquí, pero no estuve. Y me di cuenta muy tarde... Pero espero poder remediarlo — mis ojos empiezan llenarse de lágrimas así que pestañeo repetidas veces para evitar que escapen. Papá toma mis manos y me sonríe con dulzura — Por ello he decidido trabajar desde casa. La empresa esta más que bien. Prefiero estar con quienes de verdad me necesitan.

Si Me Niego A Enamorarme Donde viven las historias. Descúbrelo ahora