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Hojas de pino sobre una sudadera

-jamás devuelta-

con solo el pasaje en el bolsillo

-por último es tarifa escolar-


Instantes,

que se escapan entre los abismos de mis dedos.

Treinta minutos tarde a la clase,

-otra vez-

El soplo del viento,

-más helado-


Como diría Monche
abriendo su casaca para mostrar el pecho:

    ¿Qué acaso no ves que aquí ya no hay nada?

Lo que no te he contado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora